La apertura de las bolsas en Asia este lunes ha traído consigo un aumento del 4% en los precios del petróleo, después de que Estados Unidos lanzara ataques contra Irán y este país prometiera represalias.
El barril de crudo WTI, referente estadounidense, llegó a alcanzar los 75,73 dólares en los primeros compases, pero horas después su alza se situaba en un 2,56%.
Por su parte, el barril de Brent del mar del Norte, el marcador europeo, experimentó una subida del 2,47%, situándose en 78,91 dólares, después de haber tocado los 81 dólares. Son los niveles más altos desde enero.
La amenaza iraní al estrecho de Ormuz
Este movimiento alcista se produce en un contexto de alta tensión geopolítica, después de que el Parlamento iraní solicitara el domingo el cierre del estratégico estrecho de Ormuz, por donde pasa el 20-25% del petróleo que consume el mundo.
Aunque esta decisión aún debe ser ratificada por el Consejo Nacional de Seguridad de Irán, su eventual materialización tendría repercusiones globales. Cada día, un promedio de 13 buques cisterna atraviesa este estrecho, transportando más de 15 millones de barriles de petróleo, lo que lo convierte en una arteria vital para la economía mundial.
Irán ha utilizado repetidamente la amenaza de bloquear este paso marítimo como herramienta de presión contra Israel y EEUU, especialmente en respuesta a las sanciones impuestas por EEUU debido a su programa nuclear. Esta estrategia ha generado incertidumbre recurrente en los mercados energéticos durante años.
Después de los bombardeos israelíes del 13 de junio, los precios del petróleo experimentaron un repunte temporal, aunque la semana pasada el mercado adoptó una postura más cauta, esperando nuevos desarrollos. Sin embargo, la intervención estadounidense de este fin de semana ha reavivado las preocupaciones sobre la estabilidad del suministro, desencadenando una nueva oleada de alzas.
¿Quién pagará la factura de este conflicto?
Con los precios del petróleo en máximos recientes, surge una pregunta crucial: ¿quién asumirá el coste económico de este enfrentamiento?
El impacto se trasladará directamente a los consumidores, con aumentos en los costes de la energía, incluyendo electricidad, gas natural y combustibles derivados del petróleo.
Las regiones más dependientes de las importaciones energéticas, como Europa Occidental, podrían verse particularmente afectadas, ya que son más dependientes de estas materias primas.
Países como Alemania, Italia y España, que son grandes consumidores de gas natural y derivados del petróleo que no sea de origen ruso, podrían enfrentar facturas energéticas más altas en los próximos meses.
Además, economías emergentes de América Latina y el sureste asiático también podrían sufrir las consecuencias, dado su limitado margen para absorber incrementos en los precios de las materias primas.
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