Los responsables de los principales bancos centrales parecen coincidir en que es necesario un mayor endurecimiento de la política monetaria para controlar una inflación obstinadamente alta. Lo dejaron claro ayer en la reunión anual de banqueros centrales organizada por el BCE que se está celebrando en Sintra.
El presidente de la Reserva Federal no descartó nuevas subidas de tipos, apuntando que la política monetaria no ha sido lo suficientemente restrictiva durante el tiempo suficiente. También señaló que una recesión en EE.UU. no es el escenario más probable, pero es "ciertamente posible".
Por su parte, la presidenta del BCE confirmó las expectativas de que el organismo aumentará los tipos en julio, algo que dijo que es "probable", y declaró que es posible que la economía de la zona euro, en fase de estancamiento, entre en recesión este año, pero subrayó que esa no era la expectativa de base del BCE. "Aún nos queda mucho camino por recorrer", dijo sobre la lucha contra la inflación.
Por su parte, el gobernador del Banco de Inglaterra apuntó que la inesperada subida de 50 pb de los tipos de interés de la semana pasada reflejaba una economía resistente y una inflación persistente, y añadió que el BoE no preveía actualmente una recesión. Sobre las futuras medidas monetarias para reducir la inflación del Reino Unido, que es la más alta del G7, sostuvo que "haremos lo que sea necesario".
El gobernador del Banco de Japón tuvo un mensaje diferente, afirmando que el BOJ vería una buena razón para cambiar su política monetaria más laxa si tuviera una certeza razonable de que la inflación se aceleraría en 2024 tras un periodo de moderación.
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