Francia afronta una nueva jornada de movilizaciones y paros, la décima, contra la reforma de las pensiones aprobada por decreto por el presidente, Emmanuel Macron. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha hablado de un dispositivo "inédito" en le que se desplegarán 13.000 policías por todo el país, 5.500 de ellos en la capital, París, además de cerrar la Torre Eiffel al público.
Las movilizaciones convocadas por los sindicatos se esperan masivas y no se descartan nuevos disturbios como los ocurridos en París, Rennes, Nantes o Burdeos la semana pasada. La respuesta policial a las protestas ha dejado, por ahora numerosos heridos y dos personas están en coma.
Los sindicatos han condenado cualquier acto de violencia y han señalado que ocultan la movilización general y pacífica en contra de la reforma de las pensiones, que ya dura casi dos meses y medio, y que incluye paros en distintos sectores.
La reforma sigue su camino una vez adoptada por decreto, con su examen en el Consejo Constitucional durante las próximas tres semanas.
Propuesta de mediación
El líder de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), el principal sindicato francés, Laurent Berger, ha propuesto una mediación para que Gobierno y sindicatos puedan negociar la reforma. Durante esta mediación se dejaría en suspenso la medida más polémica y que más rechazo popular ha tenido, retrasar la jubilación a los 64 años, ha dicho Berger en una entrevista con la emisora France Inter.
"Nosotros no queremos ganadores y perdedores en esta crisis social, sino salir por lo alto" y, también, hacer bajar la tensión, ha exclamado.
El gobierno francés, por otra parte, ha rechazado la posible mediación. "No hacen falta mediadores", ha señalado el portavoz del Gobierno de Macron, Olivier Véran.
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