El enviado especial de Estados Unidos para Oriente Medio, Steve Witkoff, ha aterrizado este jueves en Israel con el objetivo de supervisar, el viernes, la distribución de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza.
Además, el diplomático sostendrá encuentros con autoridades israelíes, incluido el primer ministro Benjamín Netanyahu, para abordar la situación actual y las estrategias futuras.
Según informó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, Witkoff, junto al embajador estadounidense en Israel, Mike Huckabee, también visitará Gaza para inspeccionar los puntos de distribución existentes y diseñar un plan que permita incrementar la entrega de alimentos. Asimismo, se reunirá con residentes locales para evaluar directamente las difíciles condiciones sobre el terreno.
Muertes innecesarias
En paralelo, el Gobierno estadounidense anunció una inversión adicional de 30 millones de dólares destinada a la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), una organización controlada por Israel que es la única autorizada para distribuir ayuda terrestre en el enclave palestino. Este fondo ha sido ampliamente criticado tanto por organismos internacionales como por grupos humanitarios debido a su metodología, que muchos califican de "letal" y contraproducente. Más de 2.000 ONG, entre ellas Médicos Sin Fronteras, han denunciado que el sistema implementado por la GHF está causando muertes innecesarias, habiendo registrado más de 1.000 fallecimientos de palestinos mientras intentaban recoger alimentos.
Hamás, el movimiento islamista que controla Gaza, ha rechazado duramente la visita de Witkoff, tachándola de "maniobra propagandística". En declaraciones al diario Filastín, vinculado al grupo, el dirigente de Hamás, Izzat al Rishq, afirmó: "El enviado especial de la Casa Blanca solo ve en Gaza lo que la ocupación quiere que vea y observa la tragedia en curso a través de los engañosos ojos israelíes". Al Rishq también acusó al GHF de ser una herramienta que facilita la "matanza" de civiles palestinos, asegurando que "no se le informará sobre la labor de la guillotina de los hambrientos ni sobre cómo prepara el escenario de la maquinaria bélica sionista".
Además, el líder de Hamás criticó el reconocimiento tardío de la Casa Blanca sobre la "hambruna de Gaza", señalando que "sin condenar la ocupación que la causó, equivale a exonerar al perpetrador y proporcionar cobertura política para la continuación del crimen más atroz de la historia moderna". Estas declaraciones reflejan la creciente tensión entre las facciones palestinas y las autoridades israelíes y estadounidenses, quienes enfrentan fuertes críticas por su manejo de la crisis humanitaria.
Israel y nuevos ataques en Gaza
En las últimas 24 horas, los ataques israelíes han dejado un saldo trágico de 111 palestinos muertos y otros 820 heridos en la ya devastada Franja de Gaza. La mayoría de las víctimas mortales perdieron la vida mientras intentaban conseguir alimentos distribuidos por los escasos camiones permitidos por Israel para ingresar al enclave. Solo el miércoles, 91 personas murieron en estas circunstancias. De acuerdo con datos oficiales, 60 de estos asesinatos ocurrieron en el cruce de Zikim, ubicado en el noroeste, mientras que otros 26 palestinos fallecieron en los puntos de distribución gestionados por el GHF: cuatro en el centro y 22 en el sur, registrados en el Hospital Nasser de Jan Yunis.
Desde el 27 de mayo, fecha en que el GHF abrió su primer centro de reparto, 1.239 palestinos han perdido la vida en el intento de obtener alimentos. Este sistema, patrocinado por Israel y respaldado por Estados Unidos, ha sido objeto de duras críticas por parte de la comunidad internacional. El Gobierno francés, por ejemplo, lo describió este jueves como un "escándalo y una vergüenza". Organismos como la ONU han expresado su rechazo al exigir a los habitantes de Gaza desplazarse hacia áreas peligrosas bajo amenaza constante de ataques.
Cuando fue cuestionado en la Casa Blanca sobre si compartía las opiniones de la legisladora ultraconservadora Marjorie Taylor Greene, quien acusa a Israel de cometer un "genocidio" contra los palestinos, el presidente Donald Trump optó por no responder directamente. "Es terrible lo que está sucediendo allí. La gente está muy hambrienta", declaró el mandatario ante los periodistas reunidos en el Despacho Oval.
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