La coronación de Carlos III y Camila este sábado en Londres ha sido uno de los eventos del año y ha sido seguido por todo el planeta. Pero los ojos estaban puestos, con cierto morbo, en la relación entre los 2 príncipes, el heredero Guillermo y el hijo menor de Carlos, Harry.
La mala relación del hijo menor con su padre y su hermano mayor es noticia desde que Harry dejara Inglaterra y renunciara a la mayoría de sus condiciones como miembro de la Familia Real británica, en señal de solidaridad con el supuesto rechazo que contó su esposa, Meghan Markle, del entorno de la Corona en tiempos de Isabel II.
Los duques de Cambridge, el príncipe de Gales Guillermo y su esposa Catalina (Kate Middleton), fueron los que más protagonismo acapararon en la jornada al margen de los reyes.
Fueron los últimos en entrar a la abadía de Westminster para asistir a la coronación, en señal de su papel como futuros regentes.
William, Guillermo, tuvo que rendir pleitesía y lealtad a su padre al ser coronado y recibir todos los honores, algo que no tuvo que hacer Carlos con Isabel al ser un niño pequeño por entonces.
Una de las noticias es que besó a su padre en gesto especial de cariño, aunque no formaba parte del protocolo.
El papel de Harry
Y aunque ha estado invitado -entre otras cosas porque su ausencia hubiera sido aún más polémica-, el papel de Harry ha sido claramente residual y fruto de las malas relaciones institucionales y personales que se mantienen en estos últimos años.
El todavía príncipe Harry llegó a la abadía sin Meghan Markle, quien usó como excusa para no asistir a Inglaterra que tenía que cuidar a sus hijos.
El joven buscó la compañía de su prima Eugenia, hija de Eduardo, hermano de Carlos y duque de Kent.
Ha sido un papel aún inferior que el que afrontó en el funeral de la reina Isabel II, cuando estuvo en las primeras filas.
Enrique mostró en todo momento un rostro distante y nada afectivo con el gran momento que vivía su padre. Además, tras la ceremonia, dejó rápido el lugar y cogió un coche.
Casi a la fuga, parece ser, según medios británicos, que se dirigió directo al aeropuerto para regresar a EEUU junto a su esposa e hijos.
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