La jueza federal, Allison Burroughs, ha bloqueado el intento del Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, de revocar la capacidad de Harvard para matricular a estudiantes extranjeros.
La magistrada, designada por el ex presidente Barack Obama, ha emitido una orden que congela temporalmente la medida anunciada por el Departamento de Seguridad Nacional, y que pretendía cortar el programa de visados de Harvard a partir del curso 2025-2026.
La universidad, blanco habitual de los ataques del presidente y su Gobierno, había publicado anteriormente una demanda donde señalaba que la revocación era una "violación flagrante" de la Constitución y un golpe devastador para su comunidad.
De aplicarse, la decisión afectaría a más de 7.000 estudiantes internacionales, el 27 % del total de matriculados, y desestabilizaría cientos de programas académicos y de investigación a pocos días de la graduación.
"Con un simple trazo de pluma, el gobierno quiso borrar a un cuarto del alumnado de Harvard", detallaba la institución en su comunicado. "Sin sus estudiantes internacionales, Harvard no es Harvard", añadía.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, justificó el veto anunciado el jueves alegando que Harvard promueve "violencia, antisemitismo y lazos con el Partido Comunista chino".
Incluso exigió a la universidad, en un ultimátum de 72 horas, que entregara grabaciones de las protestas estudiantiles de los últimos 5 años como condición para revertir la medida. Harvard se negó.
Trump alienta medidas similares contra otras instituciones
El propio Trump, desde su red Truth Social, ha defendido aplicar medidas similares contra otras instituciones académicas, medios de comunicación y despachos de abogados que se resisten a su línea política.
Entre sus objetivos está purgar a las universidades de manifestantes pro-palestinos, frenar la crítica contra su Administración y silenciar a voces académicas disidentes.
Entre las medidas draconianas del presidente, se encuentran esfuerzos para deportar a estudiantes extranjeros que participaron en protestas en favor de Palestina pero no cometieron ningún delito y hasta una sugerencia de Trump para enjuiciar a un juez por una sentencia de inmigración que no le gustó.
A este respecto, la universidad de Harvard ha respondido en su comunicado con contundencia:
"Este ataque forma parte de una campaña para castigar nuestra negativa a rendir nuestra independencia académica y permitir al Gobierno dictar nuestro plan de estudios, nuestros profesores y nuestro alumnado".
Sin embargo, la portavoz de la Casa Blanca, Abigail Jackson, contraatacó señalando que, "si Harvard se preocupara tanto por erradicar el antisemitismo como por presentar demandas absurdas, no estarían en este lío".