Un grupo de vecinos de la madrileña zona de Hortaleza denuncian que una marquesina de la red de metro, instalada recientemente junto a su edificio, es "un monstruo" que les quita visibilidad e intimidad además de romper con la estética del bloque y mantener iluminada gran parte de la noche sus viviendas.
La nueva estación de Pinar del Rey no ha satisfecho por igual a los vecinos que viven en torno a la Gran Vía de Hortaleza ya que las personas del número 4 de la calle Agustín de Iturbide se han encontrado de la noche a la mañana con una moderna marquesina de tamaño considerable frente a su fachada.
Uno de los damnificados por la nueva construcción, Darío Calama, explicó en declaraciones a Europa Press Televisión que el problema ha surgido cuando se han encontrado con una marquesina de "dimensiones mastodónticas" cuando esperaban "una convencional".
Este hecho ha ocasionado, según el vecino, "daños colaterales" tales como "reflejos" cuando rebota la luz solar sobre el techo metálico del cubículo gigante. Tal y como dijo, estos reflejos "deslumbran de forma importante a las viviendas del primero y del segundo".
Además, Calama señaló que esta obra "ha roto por extensión la estética del edificio", afirmación con lo que estaba de acuerdo otra de las vecinas, María José Astor, quien añadió que "han lesionado las propiedades de una forma impresionante".
Astor destacó que la marquesina "tiene la altura de un monstruo", motivo por el cual los vecinos se han quedado "sin visibilidad"."Es innecesaria, porque nadie la ha pedido, todo el mundo pedía una boca de metro estándar, de las de granito, y no este monstruo que nos ha lesionado nuestras propiedades de una forma impresionante", resaltó.
En este sentido, la vecina hizo hincapié que mientras que antes "se veían jardines, árboles y calle", ahora "no se ve nada más que este monstruo con una luz que no hace falta ni encender las luces de las casas porque está iluminado 24 horas al día".
A este cúmulo de motivos, Astor añadió el hecho de que una marquesina de este tipo "supone una pérdida de intimidad", ya que, según explicó, las personas que se disponen a bajar hacia los andenes del metro "hasta saludan".
Por su parte, Calama indicó que según el folleto explicativo que recibieron los vecinos antes de que comenzaran las obras de instalación, la Comunidad de Madrid y la Empresa Mintra (adjudicataria de la obra) publicitaron una entrada normas, de granito. "Pero no nos imaginábamos que nos íbamos a encontrar con lo que hay ahora", subrayó.