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Ambos están situados en el entorno de la calle Mayor

El restaurante Ciriaco y la librería Gabriel Molina, establecimientos centenarios

martes 20 de febrero de 2007, 14:59h
Dos establecimientos centenarios lucen, desde este martes, en su portada la placa que les acredita como tales. En concreto, se trata de la Casa Ciriaco y la Librería Gabriel Molina, ambas en el entorno de la calle Mayor. Con éstos, son ya diez los comercios madrileños distinguidos por el Ayuntamiento dentro del programa que lleva a cabo el área de Economía y Participación Ciudadana con el fin de apoyar la trayectoria y la labor de las tiendas más antiguas de la capital.

Los restaurantes Lhardy y Casa Labra, las farmacias Real Botica de la Reina Madre y Colomer, la librería Hernández, la pastelería El Pozo, la taberna Casa Alberto ya han recibido la placa, diseñada y dibujada por Antonio Mingote, durante el año 2006. A ellos se unirán en sucesivas fechas hasta cuarenta comercios que tienen en común su antigüedad, la calidad de sus servicios, y, por supuesto, su afán de renovación y de adaptación a los nuevos hábitos de consumo y a la demanda de su clientela. Todos ellos han logrado sobrevivir, en la mayoría de los casos en el mismo emplazamiento en el que se inauguraron hace más de un siglo, ganándose la confianza de varias generaciones de madrileños.

La librería Gabriel Molina se estrenó en 1880 en la Travesía del Arenal número 1, casi esquina a la calle Mayor. Su dueño, Bernardo Rico, que había administrado un puesto fijo de venta de libros junto a la fachada del palacio de Oñate, tomó ese año la parte central de la tienda, que fue ampliada en los meses siguientes hasta adquirir las dimensiones actuales. Rico murió en 1895 y su viuda, Antonia Enguita se quedó con la tienda, de la que era apoderado Gabriel Molina, quien trabajaba con el matrimonio desde 1879. En 1906 el establecimiento asumió el título de Librería de los Bibliófilos Españoles.

Molina heredó la tienda al fallecer, en 1910, la dueña, Antonia Enguita. Durante el siglo XX, la librería se ha mantenido en manos de los hijos, los nietos y, en el presente, los biznietos de Gabriel Molina. Ellos han conservado la estructura del local, el mobiliario de la época, su portada de madera oscura y el rótulo de cristal pintado con el que se estrenó el comercio hace casi ciento treinta años.

Por su parte, Casa Ciriaco se llama así desde 1917, año en que Ciriaco Muñoz convirtió en taberna-restaurante una antigua botillería situada en el número 84 de la calle Mayor, que funcionaba desde 1897 y que se hizo tristemente famosa cuando Mateo Morral arrojó desde uno de los balcones del edificio en que se hallaba una bomba contra los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia el día de su boda.

En Casa Ciriaco, regentada desde 1967 por Amparo, Godó, Jacinto y Ángel, se sirven platos considerados típicos de la gastronomía madrileña, entre ellos la pepitoria de gallina y el cocido. También se cocinan en sus fogones la tortilla de escabeche, las alubias de la Granja con codornices, las perdices estofadas y otros guisos suculentos. Comensales de Ciriaco han sido Ortega y Gasset, Caro Baroja, Zuloaga, Marañón, Camba e incluso el rey Alfonso XIII. Mingote preside el Club de amigos del escritor Julio Camba que se reúne una vez al mes en el restaurante.

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