Abogado y diplomático de la OEA en Washington, Ficho fue reconocido como un severo crítico social, fue el precursor de esta especialidad periodística en Bolivia. La Razón fue su casa durante más de 14 años. Un grave accidente le causó secuelas irreversibles que lo alejaron del mundo social que tanto conocía y amaba. Tuvo que pasar los dos últimos años entre centros de salud y casas de reposo.
Lo primero que Ficho hacía al entrar a la oficina de la revista Cosas era pedir un cenicero. ´Le gustaba fumar un cigarrito mientras conversaba. Siempre, siempre tenía alguna novedad que nadie más sabía. Estaba enterado de las últimas cosas´, recuerda la directora de esa publicación, Carla de Cabezas. Esos sabrosos momentos no volverán más, pues Antonio Viaña Antelo dejó de existir ayer, a las 8.00, a causa de un problema respiratorio.
´La semana pasada tuvo un problema pulmonar. Lo hemos llevado a terapia intensiva en el Hospital Militar´, explica su sobrino Samuel Salgueiro, quien se hizo cargo de Viaña desde que éste estuvo convaleciente. ´Hoy (ayer), a las 8.00 de la mañana, recién nos informaron del deceso´.
El entierro se realizará esta tarde en el Cementerio Jardín, en el sector Los Lirios, a las 16.00. Antes, el padre Antonio Delgado —amigo personal de Viaña— celebrará una misa a las 15.30 en la casa en la Avenida Gobles 6544, entre las calles 6 y 8 de Irpavi.
La figura de Ficho —sobrenombre del cual él mismo desconocía el origen— ha pasado por la pantalla chica y su sección Qué hubo, qué hay ha sido motivo de sendas discusiones e incluso investigaciones de grado en la carrera de Comunicación Social.
´Aunque era un hombre extremadamente solo, a Ficho Viaña nunca le faltaron amigos mientras tenía vida activa. Después, desde que aparentemente alguien atentó contra su vida y lo dejó herido de muerte, sus amigos se contaban con los dedos de las manos. Es que era él quien cultivaba la amistad con su buen humor, sus atenciones y su generosidad´, comenta Juan Carlos Rocha, director de La Razón.
La tarea a la que dedicaría gran parte de sus 71 años de vida no fue casual. ´En los últimos años de colegio ya hacía vida social. Siendo aún un colegial era invitado a embajadas. Tenía amigos mayores, incluso de 80 años. Los buscaba porque me interesaba escuchar su opinión´, dijo en 2003 a la revista ESCAPE.
´Los buenos amigos —decía—, en el buen sentido de la palabra, son el mejor capital que uno puede tener, es más que tener dinero en el banco´. En 1965, después de estudiar Derecho en la UMSA, escribió a unos conocidos en la OEA. Un mes después tenía trabajo en Washington. Se fue a la capital de EEUU con su madre, a quien cuidó hasta la muerte.
Estuvo cinco años en Jamaica y sirvió en Paraguay. Luego de 18 años fuera, decidió regresar a Bolivia, donde trabajó en la página social. ´Como Ficho tenía gente a la que quería, había gente a la que no. Era muy drástico. Cuando una persona no le gustaba, ingresaba en la lista de \'los muertos vivientes\', que era como llamaba a su lista negra. Y nadie quería estar en la lista negra de Ficho´, rememora Cabezas.
Su buen gusto en el vestir, la puntualidad, su pasión por las antigüedades —compró su primera pieza a los 15 años— y su labor filantrópica con los pobres quedan en el recuerdo de sus seres queridos. ´Es una pérdida personal para los amigos y para la sociedad, porque no va a haber un segundo Ficho. Nos dejó el recuerdo de su página, su crítica y su sátira´, finaliza Cabezas.
Ficho
El hombre • Antonio Viaña Antelo nació el 28 de julio de 1935 en Todos Santos, Chapare. Hijo del coronel Ricardo Viaña y Francisca Antelo.
Su carrera • Estudió en el colegio San Calixto, Derecho en la UMSA y trabajó por 18 años en la OEA. Ya en La Paz, escribió su crónica social por más de 14 años en La Razón.