En la noche del viernes, el que fuera director general de la Guardia Civil,
Luis Roldán Ibáñez, preso aún en la cárcel de Brieva (Ávila) por comisionista y por haber robado -se supone que 1.800 millones- de los fondos reservados, entre otros asuntos, fue entrevistado por María Teresa Campos en Telecinco. Roldán, que se supone que va a cobrar por esa entrevista entre 50.000 y 70.000 euros, según fuentes, dijo que había ido a pedir perdón a los españoles y a la Guardia Civil, pero lo cierto es que se mantuvo en su política del ‘ventilador’, o, lo que es lo mismo, de intentar repartir su porquería a diestro y siniestro, tal y como recogió
Diariocrítico.
La cadena privada intentó que fueran al plató algunas personas que tuvieron cargos en el Ministerio del Interior en aquella etapa y que habían sido implicados por Roldán. Nadie quiso sentarse al lado de este personaje. Uno de los que rechazó la petición de la productora fue
Rafael Vera, que ha sufrido más que nadie la ‘política del ventilador’ de Roldán. Vera se negó a aparecer con alguien como Roldán.
Pero Rafael Vera (Madrid, 1945), que fue director de la Seguridad del Estado (1982-84), subsecretario de Interior (1984-86) y secretario de Estado para la Seguridad (1986-1994), tiene mucho que decir sobre Roldán y sus
“mentiras” y lo ha hecho en un artículo en Diariocrítico. He aquí algunas de sus afirmaciones:
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“Creo, sinceramente, que su caso es el mayor escándalo político de nuestra Democracia y, sobre todo, a él achaco la catarata de procesos judiciales que hemos soportado mi familia y yo, acabando alguno de ellos en condenas firmes”.
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“El baldón que siento, que me pesa hasta asfixiarme por haber compartido espacio y responsabilidades con este señor, nunca va a desaparecer”.
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“Ni esa manta de la que amenazaba tirar daba para más, ni su conciencia ha evolucionado en la dirección de reconocer todo aquello que hizo sin ayuda de los demás”.
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“Ni las comisiones que cobró eran para el Partido Socialista, ni los dineros que yo le daba de los fondos reservados eran para su bolsillo”.
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“Nunca he sabido, y se lo pregunté, ni el origen ni las razones que le hicieron llegar a esa conclusión [de que lo iban a matar, cuando se fugó a París], salvo las derivadas de una conciencia llena de culpas y de poseer un ánimo cobarde y malvado”.
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“A mí me costaba dar con él. En su Secretaría siempre me contestaban que su Director estaba fuera y que me llamaría en cuanto fuese localizado. Más tarde, cuando todo estalló, me enteré de que esas ausencias las pasaba en una isla del Caribe, en donde poseía una residencia de vacaciones”.
Vean el artículo íntegro de Rafael Vera pinchando aquí.