Se puede ser republicano, incluso en un partido como ERC que lo lleva en sus siglas, pero lo que no se puede dejar nunca de ser es educado y correcto. Máxime si uno pertenece a la privilegiada casta de los políticos profesionales. Pero Joan Tardá hace tiempo que nos tiene acostumbrados a algunas meteduras de pata. La última en lanoche de este sábado, cuando no sólo se unió a un grupo de exaltados jóvenes de su partido que quemaban ejemplares de la Constiución. Fue mucho más allá. Mucho.
No es que la reunión fuera un un buen ejemplo de concordia y de defensa de las ideas pacíficamente, no, pero lo peor estaba por llegar. Inflamado por las soflamas de estas Juventudes de ERC, nuestro impresentable Tardá quiso ir más lejos que nadie y soltó un "¡viva la República!", y en su derecho estaba. Pero luego, más inflamado aún, espetó: "¡muera el Borbón¡". Como nosotros sí somos educados y guardamos las reglas del juego democrático y del respeto vamos a calificarlo sólo como impresentable, aunque podríamos ir más lejos.