Las administraciones locales son las que más están sufriendo el parón financiero global. Su principal fuente de ingresos -además de los impuestos- sigue siendo la gestión del suelo municipal y la recalificación de terrenos. Con el mercado inmobiliario y de la construcción sumido en la mayor depresión de los últimos 10 años, muchos no han podido mantener el equilibrio en sus cuentas. Algunos como Galapagar, Valdemaqueda, El Álamo o Humanes ya han declarado la quiebra o están muy próximos a esa situación. En otros como Parla la situación económica es difícil y grandes municipios como Móstoles han aprobado unas presupuestos para 2009 realmente “restrictivos”.
La consecuencia es que si en el Prisma 2006/2007 fueron 17 los municipios que pidieron usar el 25% de los fondos para pagar salarios de los funcionarios, facturas de la luz, el agua, el teléfono o a los distintos proveedores, para el plan 2008-2011 la cifra ha crecido exponencialmente. A principios de diciembre ya eran 70 los Ayuntamientos que se habían acogido a esta posibilidad, pero a fecha de uno de enero el plazo se ha cerrado con 99 municipios apuntados de los 179 que componen el mapa de la región.
Entre ellos no sólo están los más pequeños y, por tanto, con menor capacidad para encontrar financiación como Alpedrete, Estremera, Valdaracete (el municipio más ‘pobre’ de la Comunidad) o las poblaciones de la sierra. También se han visto obligados a recurrir a este salvavidas ‘grandes’ como Alcalá de Henares, Coslada, Fuenlabrada, Getafe, Móstoles o municipios con alto nivel de vida como Tres Cantos y Villaviciosa de Odón.
Reformar urgentemente la financiación
El último Prisma aprobado por la Comunidad, que gestiona la consejería de Presidencia, Justicia e Interior, ha supuesto doblar la inversión recogida en el anterior plan ‘puente’ y aumentarla hasta los 700 millones de euros, como adelantó en su día a Madridiario el consejero Francisco Granados. Debería haber entrado en vigor en febrero de 2008, pero las dificultades de los ayuntamientos obligaron a hacer reajustes. Tirando del Prisma, los municipios esperan afrontar con mayores garantías la cuesta de la crisis de 2009 y 2010. Eso hasta que se apruebe la reforma de la financiación local que les permita ganar en autosuficiencia y no depender del urbanismo para subsistir.