Estaban tan ocupados en ocultar "reelección indefinida" que se olvidaron de lo fundamental
En todas las campañas hemos visto hechos abusivos que desde el poder realiza el ejecutivo nacional apoyando abiertamente, en actos públicos, transmitidos por los medios oficiales, la parcialidad a la que pertenece el Presidente. Durante la campaña que antecedió al 23N, el Presidente le dio la vuelta al país con las cámaras y los equipos de microondas de Venezolana de Televisión, con transmisiones en directo, diarias y por horas, presentando a sus candidatos a gobernadores y alcaldes. El árbitro electoral permitió el abuso y todavía ni un pequeño regaño ha realizado a tan grotescos comportamientos que desequilibraron la contienda de manera evidente.
Durante esta campaña de la enmienda el abuso no sólo continúa sino que se ha profundizado más y ya ni siquiera se guardan las formas. El Presidente convoca a actos supuestamente de gobierno, y todos los ministros e invitados van con el atuendo de la campaña llamando a votar por el SÍ. El propio Presidente en sus intervenciones llama a votar por el SÍ en actos de campaña y en todos los actos institucionales sin ningún recato.
Si cualquier ciudadano chequea las cuñas que se transmiten en VTV, puede verificar que las del SÍ sobrepasan con creces el tiempo diario que el CNE reglamentó para las cuñas. Una sola pieza publicitaria que es musical dura alrededor de cinco minutos y la transmiten varias veces al día.
No se trata sólo del peculado de uso que los órganos contralores no ven. Se trata además del ventajismo que se realiza con total impunidad y que ha hecho de esta campaña la más desequilibrada de todas las que hemos vivido en estos diez años, y ya era difícil superar el ventajismo y el abuso de poder al que se había llegado en octubre y noviembre del pasado año.
Un inocente observador del extranjero, al que le llegue el mensaje oficial sobre la justificación de la enmienda constitucional diciendo que al final será el pueblo quien decida si un gobernante puede presentarse a sucesivas reelecciones, podría pensar que la cosa no es tan grave. Debe imaginar ese inocente observador que las campañas electorales son rigurosamente arbitradas para que exista equilibrio entre los contendores, que el Gobierno no puede usar los recursos públicos a favor de su parcialidad, que los medios oficiales no son usados por el Gobierno con fines electorales, en fin, que existe una institucionalidad que coloca los frenos necesarios para encausar y equilibrar. A ese inocente observador solo hay que colocarle la grabación de una hora de programación de VTV, no hace falta más nada, sólo una hora, para que entienda cómo se maneja el poder en Venezuela y cómo ninguno de los órganos obligados a actuar lo hace.
Si el observador inocente es de un país que respete las normas, quedará impactado por el abuso continuado y, seguro, exclamará: si yo fuera venezolano votaría NO. El razonamiento es muy sencillo: este abuso se repetirá en todos los procesos electorales, no habrá nunca ninguna campaña equilibrada mientras quienes estén en el poder se crean que están por encima de la ley.
Las probabilidades de que alguien fuera del poder pueda competir en igualdad de circunstancias no existen. En cada nueva campaña la arbitrariedad es más profunda, más visible. Enmendar la Constitución para permitir la reelección indefinida es consagrar el abuso indefinido para siempre en nuestra patria.
Comentario: Al parecer a la Asamblea Nacional le molestaron las argumentaciones que dimos la semana pasada en esta columna y en el foro de estudiantes en la UCV. Nos referimos a la mala redacción de la pregunta, las contradicciones que contiene, la falta de precisión y claridad y el que no exprese cómo quedarán los artículos en el supuesto negado de que ganara el SÍ.
En respuesta la Asamblea ha publicado páginas completas de anuncios publicitarios aclarando cómo quedarían los artículos. Les recomendamos revisen la jurisprudencia de la Sala Constitucional que señala que la pregunta de cualquier referendo debe bastarse a sí misma (es decir debe contener todo lo que se pretende modificar) para que el elector se forme su propio juicio de valor y emita su voto consciente. Es decir, no valen separatas ni anuncios publicitarios (por más que estén a página completa) para tratar de corregir lo que hicieron mal. Estaban tan ocupados en ocultar la frase "reelección indefinida" que se olvidaron de lo fundamental, incluir en la pregunta cómo quedarían los artículos que proponen enmendar. Y en la carrera de hacer cuanto antes la consulta, ni ellos ni el CNE se tomaron la molestia de revisar el contenido de la pregunta, que se bastara a sí misma y que fuera clara y precisa como lo manda la ley. Harán con la ley y la jurisprudencia lo que mejor les parezca, como es obvio, pero de que lo hicieron mal, lo hicieron y, quien debía corregir, no corrigió.
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