Más vale tarde...

Dimite Martín Vasco, el diputado popular que presidía la comisión de los espías en la Asamblea de Madrid, y lo hace por las grabaciones que presuntamente le mezclan con la operación Gürtel, que es “correa” en alemán. Correa, el español con mayúscula era amigo suyo, de Vasco, “aunque lo frecuentaba poco desde el 95… porque ya no veraneaba en Marbella con él”. 

Le ha faltado cintura política al diputado para haber dimitido antes, pero ahora está dispuesto a querellarse contra quién le imputa Isabel Jordán y demostrar –dice- su inocencia. Recordemos que alguien llamó a su móvil y le dijo: "Si no quieres que te pase lo que a tu amigo Correa, tienes que llevar 50.000 euros esta tarde a un bar de la Casa de Campo". Y el que llamó dejó grabado su teléfono –para que le localizaran sin problema- en otra presunta actuación al más puro estilo Mortadelo y Filemón.

Pero bien está lo que bien acaba, como la mujer del Cesar en política es necesario serlo y parecerlo,  y más vale tarde que nunca, aunque para este viaje de “presidente efímero”, podría haber tirado antes las alforjas. 


La mano en el fuego...

Es clave si la pones tener la certeza absoluta de que no te quemarás, y dicen los psicólogos de la lógica que ese tipo de certezas no existen. Quizá por eso los políticos, en época de tribulación, prefieren no hacer mudanza -como bien recomendaba San Juan de la Cruz-  y optan por esconder la mano antes que posarla por si las quemaduras.

Por eso se entiende lo de Rajoy con Aguirre, que es normal. Como Aguirre no la pondría –un suponer por Gallardón- o éste último por Ignacio Gonzalez. Y ninguno de ellos por López Viejo. Y es que aún siendo cierto que la política hace extraños compañeros de viaje, a uno no siempre le queda la posibilidad de poder elegir a sus amigos políticos. Es mucho más fácil en lo personal, y  aún así, sueles salir chamuscado.

La canción del verano...

O del crudo invierno político será “El Ventilador”.  Y eso que ahora al escribirlo no sé si Georgie Dann ya la compuso en su día, inmediatamente antes después de montar “El Chiringuito” y antes de quemarse con “La Barbacoa”, pero ambos títulos merecen cerrarse en trilogía con “El Ventilador”.

Georgia Dann lo tiene fácil para la letra. Se monta el chiringuito, se enciende la barbacoa y se activa el ventilador. Nombres propios no le van a faltar, de PP a PSOE pasando por IU. Las cenizas esparcidas no entienden de jueces ni de ministros, de alcaldes o de diputados. Pero ojo, que no todo vale al ritmo del ventilador salvo que lo certifique un juez, que no esté en huelga por cierto, y alguno de los presuntos implicados es seguro también presuntamente inocente. Que no se nos olvide.