Este dinero se divide entre los propios planes fiscales de cada país y la dotación un billón de dólares adicional a recuperar la economía global, dinero del cual la mitad irá destinado al Fondo Monetario Internacional y 250.000 millones de dólares para reactivar el comercio global.
El primer punto del programa pactado es la reforma del sistema bancario. El objetivo es acabar con sus "sombras", lo que incluye, según Brown, los fondos de inversión 'riesgo', ajenos a la regulación de la banca comercial. Para mejorar la regulación internacional, Brown ha anunciado la creación de un consejo de estabilidad financiera en cada país que colaborará con el FMI para detectar fallos en el sistema financiero.
Este punto abarca también la presión internacional sobre los paraísos fiscales que figuren en la 'lista negra' de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Estos 'offshores' serán aquellos países que mantengan el secreto bancario.
Además, el G-20 ha pactado desarrollar un marco regulatorio común para evitar salarios y primas injustos que recompensen la mala gestión de los directivos.
El segundo punto del acuerdo del G-20 es la limpieza de los activos tóxicos de la banca. "Hemos aprobado los paquetes de estímulo más grandes de la historia, una expansión fiscal sin precedentes, se habrán destinado cinco billones de dólares a la creación de 20 millones de empleos", ha explicado Brown.
Otro punto explicado por Brown ha sido el apoyo común a las políticas expansivas a través de "todas las herramientas disponibles". Así, el G-20 destinará un billón de dólares para fortalecer los organismos internacionales, entre ellos el FMI, cuya dotación pasará de 250.000 a 750.000 millones de dólares.