Ha llegado tarde pero ha llegado. El Ayuntamiento de Madrid ha invertido 2,3 millones de euros en subvenciones nominativas a la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM), la Unión General de Trabajadores de Madrid y Comisiones Obreras de Madrid para la ejecución y los trabajos conjuntos en el seno del Consejo Local para el Desarrollo y el Empleo de Madrid durante 2009.
Parece un rollo pero no lo es. Se trata de la dotación presupuestaria que ha dedicado el Consistorio a luchar contra la crisis y el desempleo dentro de un marco de colaboración con los agentes sociales. Vamos, lo que Zapatero no consigue ni a tiros por no ponerse de acuerdo con los empresarios. Fue la primera administración que suscribió un convenio en ese sentido y ha cumplido a pesar de que no tiene casi ni para pipas. Así que chapó (a lo castizo). Sin embargo, no he visto ni un titular en la prensa ni comentario político al respecto (por algo será, que aquí nadie da puntada sin hilo).
Por supuesto, otros dirán que es poco dinero o que no hay muchos cursos en la Agencia para el Empleo. Pero algo es algo. Los consistorios no tienen demasiadas competencias en este sentido y están haciendo un gran esfuerzo para formar a los ciudadanos durante la crisis a base de talleres y cursos, a pesar de que siguen esperando la reforma de la financiación local para recibir más fondos por las competencias que asumen aunque no sean propias. Madrid, en particular, está creando una iniciativa importada de Estados Unidos llamada los 'viveros de empresa'. Se trata de centros especializados por sectores o áreas de acción, instalados en distritos con problemas sociales y muchas potencialidades de desarrollo, que ayudan a nuevas empresas a dar sus primeros pasos. Permiten crear riqueza, generar tejido empresarial y reequilibrio económico y social. Mientras, el ministro de Trabajo dice que casi no tiene herramientas para frenar el paro.
El chiste fácil sería pedirle a Ruiz-Gallardón que hiciese un vivero de ministros en el distrito de Moncloa. Quizás ya lo está haciendo. Pero no estamos para chistes. Como no espabilemos nos quedamos con lo puesto. Urge arreglar el problema con la CEOE. Hay que remar todos a favor (incluido el PP, que podría echar una buena mano). Si no, la salida del túnel de la crisis va a ser un camino plagado de cristales rotos.