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Uno de los suyos

Uno de los suyos

martes 20 de octubre de 2009, 12:10h
   Hace unos años escuchaba decir a un importante juez -no diré el nombre- que las Leyes dan para todo, es decir que con la ley en la mano uno puede condenar o declarar inocente sin desviarse ni un milímetro del texto legal.

   Pero que la Ley dé para todo no significa que los ciudadanos de a pie dejemos de asombrarnos y escandalizarnos ante ciertas actuaciones judiciales. Por ejemplo, no hay quien entienda el caso del Palau, también conocido como caso Millet.

   Sí, ya saben, el caso Millet no es otro que el de los administradores del Palau, Félix Millet y Jordi Montull, personas relevantes de la sociedad catalana, que al parecer desviaron fondos de la entidad, según la Fiscalía, en beneficio propio, según ellos para pagar en "negro" comisiones.

   Pero si el caso Millet tiene una importante trascendencia social es precisamente porque su principal protagonista pertenece a una de las cien familias catalanas de esas que los cursis dirían que son "las familias de toda la vida", o sea los ricos y poderosos.

   Tras el caso Millet aparece la sombra de CiU, como beneficiario de algunos de esos desvíos de dinero "negro". O sea, que ya está el lío armado. El caso Millet no es diferente al caso Gürtel, aunque siempre tiene más glamour dirigir el Palau que organizar actos electorales o regalar trajes de tres al cuarto.

   Viendo en la calle a los principales inculpados del caso Palau uno se pregunta por esta Justicia ciega que tenemos, que lo mismo deja en la calle a esos señores de las grandes familias catalanas que administraban el Palau, como meten en la cárcel a un pobre desgraciado por un delito menor o desahucian a una ancianita por falta de pago.

   Pero Millet y Montull son para la buena sociedad catalana uno de los suyos y esa buena sociedad no quiere ver a ninguno de los suyos en prisión. Además, tienen dinero, medios e influencias para contar con los mejores abogados, y, por tanto, están en la calle.

   ¡Ojo¡, no digo que no tengan que estar en la calle, la ley es la ley, y sobre todo no soy de las que creen que la ley está para ensañarse con nadie, pero sí resaltar que a veces la ley es generosa con los poderosos y madrastra con los débiles. A los hechos me remito.
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