Una semana para olvidar la crisis
lunes 29 de marzo de 2010, 20:18h
Disfruten mientras puedan de estos días de asueto. Láncense a las calles a ver cofradías, váyanse a la playa, al campo o a ese viaje de tres días con el que llevan soñando dos meses. Hagan algo fuera de lo normal y aprovechen que los medios de comunicación nos centramos en las chorradas propias de las vacaciones de Semana Santa para evadirse de los problemas. Sin ir más lejos, yo me pienso quitar de enmedio -eso sí con portátil incluído porque ya saben que esto de internet no da tregua y los autónomos no podemos gozar de días libres- y perderme en algún pueblo del bajo Aragón (Alcorisa, Calanda, Hijar) para que la "rompida de la hora" apague con su estruendo de tambores los ecos de la crisis que nos agobia.
Porque pasado el Domingo de Resurreccción volverán las penalidades y el llanto y crujir de dientes. Esto tiene una pinta bastante cruda y, por más que insista Zapatero y Griñán, Griñán y Zapatero, tanto monta monta tanto, vamos a continuar la senda de la destrucción de empleo. No sé si estos días han leído en Andalucía Crítica una crónica sobre lo que le ha costado a la Junta (es decir, a usted y a mí y a todos los andaluces) la restauración que Chaves comenzó hace ya unos años del Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia. Según sus números, unos cincuenta millones de euros, que para que usted lo sopese bien, son más de ocho mil millones de las antiguas pesetas. El PP dice que esa cifra está enmascarada y que en realidad han sido 70 millones de euros, o lo que es lo mismo, unos doce mil millones de pesetas. La pregunta es ¿era necesaria esa remodelación? ¿hacía falta gastarse ocho mil o doce mil millones de pesetas para que Chaves, o Griñán ahora, tuvieran un despacho de lujo? Hombre, tal y como están las cosas, con más de un millón de parados y con las arcas públicas criando telarañas, a mí me parece que este tipo de dispendios excesivos suponen un agravio comparativo para los que sudamos cada día la camiseta para pagar los impuestos, la seguridad social o las pensiones. Claro que a la clase política (no me cabe la menor duda que se trata de una clase aparte que estamos manteniendo con nuestro votos) le da igual gastarse nuestro dinero en un palacio, en coches oficiales, en sueldos o en subvenciones con tal de seguir chupando del bote. Dicen que este tipo de denuncias son mera demagogia. Es posible, pero detalles como éste convendría tenerlos en cuenta cuando llegue la hora de que esa clase política a la que antes aludía, nos pida nuestra opinión a través de las urnas. Quizás entonces, en ese segundo en el que usted deposita su voto, sea un peso que haga que la balanza se incline a uno u otro lado. Ustedes mismos.
Este tiempo de Semana Santa es propicio para la reflexión, religiosa o filosófica. Aprovechen, pues, estos días y delen vueltas a una frase de Sigmund Freud quien decía "existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo". Yo sé de algunos que acumulan en sí mismos ambas, y no señalo a nadie. Les dejo a su libre albedrío que le pongan una cara al dicho. Seguro, seguro, que encuentran muchos "pepeluises" que la personifican.
P.D.-Un comentario oído en la madrugada del lunes mientras asistía a la recogida de la Paz en el Porvenir. "Los economistas son los principales culpables de lo que está ocurriendo tanto en la Administración como en las empresas. Les encargan recortar gastos y recortan donde a ellos les viene bien. La mayoría de las veces sin tener ni idea de las necesidades reales de la empresa". Es decir, que les da igual que se produzcan periódicos que botellines o tornillos. El caso es cuadrar las cuentas. El llamado capital humano (por más que el departamento de Personal se llame ahora con el eufemismo de Recursos Humanos) se las trae al fresco. Y los resultados de esta gilipollez los pagamos todos. Incluídas las empresas afectadas. Lo digo por experiencia propia.