lunes 07 de mayo de 2007, 18:41h
Tenemos que reconocer que el presidente Rodríguez se ha salido con la suya: ETA-Batasuna volverá a las instituciones del País Vasco y de Navarra. ZP, De la Vega , Rubalcaba, Bermejo y Conde-Pompido le han abierto las puertas de par en par a ANV, la última tapadera de los terroristas. ¿Alguien puede creer, en sus sano juicio, que un partido sin actividad política, puede conseguir más de 250 candidaturas de la noche a la mañana, si no estuviera contaminado de principio a fin por el mundo abertzale ilegalizado?
El catedrático Jorge de Esteban definía perfectamente esta aberración politica y legal forzada por el gobierno acusando a Zapatero de no haber querido aplicar la Ley de Partidos, demostrando una sorprendente permisividad con el apéndice de ETA.
Las pruebas han sido abrumadoras pero la lógica no es suficiente. El PCTV paga la nómina de dos etarras y de una veintena de cargos batasunos y el fiscal no encuentra interrelación. Un matón del comando Donosti, a sueldo del grupo parlamentario de las “Nekanes” sostiene el paraguas para que Otegui no se moje en un mitin, e Interior no aprecia causa coincidente alguna para abrir una investigación. Otro etarra encabeza una lista de ANV en Navarra, el juez Garzón lo mete en prisión y la candidatura, por arte de magia, se queda limpia. Y, simultáneamente, estamos asistiendo al espectáculo de los paseos matinales de De Juana Chaos, por prescripción facultativa. ¿No sería mejor que, ahora que ha recuperado 18 kilos paseara por el patio interior de la cárcel de Aranjuez?
Estamos asistiendo al guión de un pacto anunciado –con cuatro años de vigencia ya- y que el Partido Popular ha denunciado, sin éxito, en el Parlamento y en la calle. A esta ‘hoja de ruta’ escrita sobre la cobardía, los socialistas la llaman ‘proceso de paz’. Nosotros, bien lo saben, la denominamos, ‘proceso de rendición’. ¿Cuántas veces le hemos preguntado al presidente qué estaba haciendo el Estado para evitar la vuelta a los ayuntamientos, a las Diputaciones Forales y al Parlamento navarro de Batasuna-Eta? No ha faltado tiempo sino coraje y valentía políticas.
Rajoy, Acebes, García Escudero, Astarloa, Del Burgo y Conde no han cejado en su empeño por conocer la verdad de la lucha antiterrorista en sede parlamentaria. Más de un centenar de preguntas, interpelaciones, mociones y proposiciones no de ley, hemos presentado en el Congreso y en el Senado sobre este asunto. Las evasivas, las descalificaciones y los insultos han sido la respuesta del Gobierno de la Nación. A la búsqueda de la verdad le dicen escándalo y crispación.
Nuestro presidente nacional, Mariano Rajoy, lo ha dicho muy claro: “La justicia ha cumplido y el Ejecutivo no lo ha hecho porque en aquellos municipios vascos y navarros en los que no ha ejercido su responsabilidad, y no ha presentado recursos, la Sala del 61 del Tribunal Supremo no ha no ha podido actuar y como consecuencia, ETA- Batasuna se podrá presentar en ellos a las elecciones”.
Hubiera bastado aceptar la mano tendida de PP para regresar al Pacto Antiterrorista y por Las Libertades y un poco de voluntad política para evitar este bochorno a toda España. Pero ya no hay marcha atrás. Hemos retrocedido a 1.999 cuando los radicales vascos amenazaban a los demócratas desde los salones de los consistorios y desde los Parlamentos forales.
No es casual –no puede serlo- que los radicales puedan tener representación en los municipios donde Batasuna obtuvo muchos votos ocho años atrás mientras si han sido autorizados en Vitoria y Pamplona, los dos feudos en los que el PP roza la mayoría absoluta. La lógica política confirma que las listas ‘no contaminadas’ para que pasaran el filtro del Supremo han sido consensuadas entre el PSE y Batasuna.
Para éstos, la prioridad era retornar a las instituciones: primero, para que les paguemos los sueldos y, segundo, para captar información de los contribuyentes. En realidad les estamos pagando para que nos maten, como muy bien señalaba días atrás, la valiente eurodiputada del PSOE, Rosa Diez. Nuestra solidaridad con los concejales populares en el País Vasco y Navarra y con todos los votantes que apoyan la Constitución.
No nos ha sorprendido ni la nueva cesión a ETA de Zapatero (forma parte de los compromisos firmados con la banda); ni la manipulación del documento de Interior que sirvió de base para las impugnaciones ante el Supremo ni menos aún las actitudes entreguistas del comisario político Bermejo y de Conde-Pompidu. Era la crónica de una vuelta anunciada. Nunca tan pocos han hecho tanto daño a tantos.
Y lo peor de todo es que Otegui y sus compañeros de viaje ya han advertido –entiéndase amenazado- que esto no va a quedar así. Diez minutos después de pronunciarse el Alto Tribunal las fuerzas de seguridad se hallan en estado de alerta en el norte en previsión de un atentado. Por mucho que eluda el presidente por accidente hablar del asunto en los mítines de pre-campaña, no tendrá más remedio que dar la cara este miércoles en el Senado (mañana) y Congreso (tarde). No esperamos más que obviedades y mentiras. Muchas mentiras. Todo, menos admitir que se ha rendido de nuevo.
Lo adelantaba nuestro portavoz en la Cámara Alta. Pío García Escudero: “nadie entiende lo que el Gobierno hace con ANV, porque un partido no puede ser ilegal en un sitio y legal en otro”. Cabe una explicación más simple que aceptar la esquizofrenia: contentar a la fiera de ETA con ésta decisión político-salomónica, con una ingeniería jurídica que no aguantará hasta las generales. No servirá de nada. No vamos a pagar un precio para que dejen de las armas (como en Irlanda del Norte) si no que les vamos a pagar para que nos asesinen.
Mientras tanto, ahí está el mensaje de los populares: nítido, transparente y necesario: confianza. Hemos preparado una campaña nacional. Una única idea fuerza que sirve para representar a nuestros candidatos locales y autonómicos en cualquier parte de España: confianza.
Desde la llegada a La Moncloa de los socialistas, la política española se ha caracterizado por un constante alejamiento del Ejecutivo con los ciudadanos. El resumen de estos tres años es de una creciente desconfianza hacia el poder a la que queremos dar respuesta inmediata y contundente desde el Partido Popular, empezando por las Administraciones más cercanas a los ciudadanos: Ayuntamientos y Comunidades Autónomas.
Confianza es: firmeza, determinación, convicción, certeza y tranquilidad. Pero para los populares también es empuje, seguridad, esperanza y ante todo, sinceridad Los populares somos gentes de fiar. Por eso, creemos en el futuro de España y pedimos a los españoles su confianza para afrontar ese futuro juntos. No sobra ni un voto. El 27-M hay que votar PP porque el nuestro es un proyecto en libertad frente al del PSOE ‘contaminado’ de arriba abajo y de norte a sur por los chantajes de ETA. Nunca ha sido más fácil elegir el camino más difícil. Contamos, además, en El Elíseo con nuestro amigo y aliado Nicolás Sarkozy. El ha ganado con principios que nosotros defendemos desde la moderación. Trabajo, esfuerzo, autoridad, respeto y nación. Ya nos recordó el propio Sarkozy que “España, nuestra tierra, es una gran nación”.
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*Rodolfo Ainsa es senador del PP por Huesca.