Pena de muerte y otras penas
lunes 31 de mayo de 2010, 21:06h
El artículo 66, numeral 1, de la Constitución vigente señala de manera taxativa: "No habrá pena de muerte". A través de los noticieros nos enteramos que los habitantes de la comunidad indígena de La Cocha, en la provincia de Cotopaxi, habrían decidido imponer la pena de muerte como castigo a un miembro de su comunidad que presumen asesinó a otro miembro de la misma; los indígenas, con esta medida estarían aplicando la Ley del Talión o Código de Hammurabi: “Ojo por ojo, diente por diente”; castigo no contemplado en nuestra Carta Magna, ni en ninguna ley que nos rige a todos los ciudadanos ecuatorianos. Debemos recordar que en nuestro país, al menos en teoría “Todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades...”, en la practica no es así, con estupor vemos, cada vez con más frecuencia los castigos a los que son sometidos, sobre todo, ciudadanos indígenas que presumen que han delinquido (látigo, ortiga y baños de agua helada), supuestamente, apelando a sus costumbres ancestrales. Ahora resulta insólito cuando nos enteramos que un presunto asesino ha sido condenado a muerte, “no creemos en la justicia ordinaria”, ha declarado paladinamente uno de los dirigentes indígenas, cierto es que quienes imparten justicia y la Justicia misma está devaluada en nuestro país, pero nadie puede arrogarse potestades extremas como esta. "No se puede crear un estado de jurisdicción de establecimiento de un delito, paralelo al estado de Derecho en ningún país del mundo", Esto es fruto de la cuestionada Constitución de Montecristi, en la que se aprobó, demagógica e irresponsablemente que nuestro país es “plurinacional”, por conveniencias políticas; porque inicialmente no estuvieron de acuerdo, ni siquiera el Presidente Correa, muchos asambleístas de Alianza País, incluido el dirigente indígena Pedro de la Cruz.
En este país históricamente ha habido una sola nacionalidad, la ecuatoriana; una sola bandera, un solo himno y un solo escudo, de esto nos sentimos orgullosos.
Otras penas que nos afligen: que cada día se encarece la vida, los alimentos suben de precio, no hay fuentes de trabajo, la inseguridad es mayor, ya no es novedad el sicariato; las leyes se aprueban o se intentan aprobarlas a las espaldas del pueblo; todo esto con el Socialismo del Siglo XXI. ¡Viva la Revolución Ciudadana!