Los 2 principales partidos ultraortodoxos de Israel han anunciado su retirada de la coalición gubernamental liderada por Benjamín Netanyahu.
El motivo principal es la negativa del Likud, el partido mayoritario, a aprobar una legislación que permita eximir del servicio militar a los estudiantes de las escuelas talmúdicas (instituciones judías dedicadas al estudio de la Torá y el Talmud), un tema central en las demandas de estas formaciones religiosas.
Esta decisión deja al primer ministro con una coalición minoritaria de apenas 50 escaños, muy lejos de los 61 necesarios para mantener el control del Parlamento.
Tensión creciente dentro de la coalición
El martes, el partido Shas ya había advertido sobre una posible ruptura tras lo que calificó como "un grave e inaceptable daño a la condición de los eruditos de la Torá". Según publicó el periódico oficial del partido, HaDerech, el Consejo de Sabios de la Torá se reunió para debatir "la continuidad del partido en el Gobierno". Este anuncio anticipaba la postura que finalmente adoptaron tanto Shas como el Judaísmo Unido de la Torá (UTJ), que ya había abandonado previamente el Ejecutivo por razones similares relacionadas con las exenciones militares.
La oposición no ha tardado en reaccionar. Su líder, Yair Lapid, declaró: "A día de hoy, el Estado de Israel tiene un gobierno minoritario. Carece de autoridad; es un gobierno ilegítimo". Sin embargo, esta situación no implica automáticamente la convocatoria de elecciones anticipadas. Según las normas parlamentarias, será necesario que los diputados voten a favor de disolver la Knéset, algo que podría ocurrir después del receso estival, posiblemente en octubre.
El debate sobre las exenciones militares
El conflicto gira en torno a las exenciones militares de los ultraortodoxos, un asunto profundamente arraigado en la política israelí desde la fundación del Estado. Tradicionalmente, los judíos que estudian textos sagrados a tiempo completo han estado exentos del servicio militar obligatorio. Sin embargo, esta exención estaba regulada temporalmente y expiró en junio de 2024, momento en el que el Tribunal Supremo ordenó al Ejército comenzar a reclutar a los miembros de estas comunidades. Ante esta situación, el Gobierno intentó impulsar una nueva ley para mantener gran parte de estas exenciones, pero el proyecto lleva meses bloqueado en el Parlamento.
El encargado de tramitar la iniciativa, el parlamentario Yuli Edelstein del Likud, se ha negado a avanzar cualquier propuesta que no aumente significativamente el número de personas disponibles para el reclutamiento militar. Esto ha generado un estancamiento político que ha exacerbado las tensiones entre los aliados de la coalición gobernante.
Impacto en medio de la guerra en Gaza
La polémica sobre las exenciones militares cobra especial relevancia en el contexto actual de la guerra en la Franja de Gaza. Desde el inicio del conflicto, el Gobierno ha movilizado a decenas de miles de reservistas para sostener su ofensiva contra Hamás. Este esfuerzo ha generado críticas generalizadas entre los ciudadanos no vinculados a los grupos ultraortodoxos, cuyos familiares están siendo desplazados para participar en el conflicto mientras los estudiantes de yeshivas permanecen exentos del servicio militar.
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