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Salarios dignos

martes 13 de mayo de 2008, 12:44h
En la reciente celebración del 1º de Mayo hemos insistido, tanto en los discursos como en la fijación concreta de nuestros objetivos a corto y medio plazo, en la necesaria complementariedad entre las políticas de igualdad, la garantía de buenos salarios para los trabajadores y trabajadoras y una inversión verdaderamente productiva. Porque a la vez que estos son objetivos del trabajo sindical, entendemos que son también herramientas para ir construyendo esa sociedad más justa y equitativa por la que luchamos. Son, por tanto, medios y fines al mismo tiempo, una transposición al momento presente, y al ámbito laboral y productivo, de las palabras del poeta cuando dijo que “…se hace camino al andar”.

Pues bien, además, este es el único escenario posible para salir adelante frente a la desaceleración económica a la que nos hemos visto empujados a partir del pasado otoño y frente a la cual ya no caben las viejas recetas neoliberales que, amén de injustas socialmente, han demostrado ya su  ineficacia económica y productiva. Por eso desde UGT-Madrid seguimos insistiendo en la imperiosa necesidad de que en nuestra Comunidad se reanude el diálogo social entre el Gobierno regional, la patronal madrileña y los Sindicatos. 

La competitividad y la inversión productiva necesitan de estabilidad, y de estabilidad en el empleo, porque no puede existir un empleo estable en el que los salarios no sean dignos. De ahí que haya que salir al paso de los mensajes que, nada más evidenciarse los primeros efectos de la desaceleración, vienen repitiendo, como siempre, la antigua consigna de la moderación salarial, del ajuste de los sueldos de los trabajadores y hasta de la congelación de ese salario mínimo que, situado a fecha de hoy en 600 euros, se ha comprometido el Gobierno central a situarlo, en 2012, al final de la recién iniciada legislatura, en 800 euros mensuales, todavía lejos de los países más avanzados de la Unión Europea (UE).

El debate está planteado también en este nivel, porque igualmente las autoridades comunitarias vuelven a hablar de contención salarial, empezando por el propio presidente del Banco Central Europeo (BCE). Y en este sentido quiero recordar que ya el pasado 5 de abril nos manifestamos los trabajadores del continente, convocados por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), en Liubliana, capital de Eslovenia, el país que preside este semestre la UE, reclamando justamente estos salarios dignos que son, de añadidura, un factor incentivador para la misma competitividad, para la inversión productiva y para la reactivación económica.

Por otro lado, hay que denunciar igualmente esa otra manipulación, emparentada con la anterior, que pretende culpar también a los salarios del aumento de la inflación, mientras nadie parece querer reflexionar sobre el hecho, muy poco explicado, del continuado y especulativo incremento del precio del barril de crudo prácticamente de minuto en minuto. No sólo no podemos aceptar estos planteamientos, sino que tenemos que combatirlos con especial énfasis en momentos como los actuales en que las recientes dificultades económicas se usan como coartada para intentar imponer las caducadas recetas de duros ajustes únicamente para los trabajadores asalariados.

Resulta indignante que los mismos que exigen estos recortes, luego justifiquen las retribuciones e indemnizaciones multimillonarias de cualquier directivo, ejecutivo, consejero o presidente de empresa, bien en el ejercicio de sus funciones o cuando saltan, con facilidad y destreza, del negocio privado a la política, o viceversa. Combatir esa doble vara de medir forma parte igualmente de nuestras obligaciones como ciudadanos y como trabajadores. La negociación colectiva es el terreno donde asume sus responsabilidades el Sindicato en la exigencia y conquista de salarios dignos. También ahí, en el diálogo y la negociación, es imprescindible desterrar cualquier idea que pretenda resolver los males de nuestra economía con la rebaja de las retribuciones de los trabajadores. No lo vamos a consentir. La consecución de unos salarios dignos es una aspiración irrenunciable por la que vamos a seguir luchando sin descanso.

José Ricardo Martínez Castro
Secretario general de UGT-Madrid.
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