El azucarillo soberanista catalán se deshace a 3 semanas de las elecciones del 25-N

Artur Mas está cercado. Su plan soberanista, que nunca ha sido explícito, está muerto antes de nacer. A lo sumo, tanto él como CiU sólo han hablado de dotar a Cataluña de competencias de Estado, pero explícitamente nunca ha apoyado ni apoyará en su programa electoral la independencia plena de Cataluña respecto a España. Sin embargo, lideró a las masas para convocar a la Diada soberanista, lidera también a las masas para prometer un referéndum soberanista y quiere ser el partido tanto del nacionalismo como del independentismo.

La estrategia está clara: quiere mayoría absoluta en Cataluña -que ahora no tendrá todavía en las urnas- y, de paso, tener más poder para presionar a Madrid desde Barcelona, tanto para conseguir un pacto fiscal más favorable para Cataluña como para perpetuarase como líder de la franquicia catalanista en esa comunidad autónoma, por encima de otras apuestas como ERC o Solidaritat Catalana (SI).

Las pruebas de ello están más que servidas sobre la mesa. El Gobierno central no tiene ningún miedo. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, recordaba ayer que el Ejecutivo no se plantea pedir un dictamen jurídico a la Comisión Europea sobre la posible secesión de Cataluña antes de las elecciones del 25-N porque no lo considera necesario y porque el colegio de comisarios ya respondió a esta cuestión en febrero de 2004.

En su opinión, es aplicable para el caso catalán la respuesta que dio Romano Prodi a la eurodiputada Eluned Morgan cuando éste le planteó cuestiones sobre Argelia. "Una región independiente, por el hecho de serlo, se convierte en un país tercero respecto a la Unión, y los tratados, desde el día de su independencia, dejan de aplicarse en su territorio", contesta Prodi.

Sáenz de Santamaría insistió en que los votantes catalanas deben saber "lo que ha contestado formalmente la UE y puedan tomar su decisiones con conocimiento de causa". La vicepresidenta evitó responder en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros si vetarían en Bruselas la entrada de Cataluña en la Unión, y acusó al presidente catalán, Artur Mas, y a CiU de tratar el tema de la independencia con "improvisación" y con "escasa valoración" de las consecuencias "reales y legales de una decisión de esta naturaleza en el ámbito de la UE".


En CiU se fragmenta el ala moderada

Y en CiU, una coalición, como es sabido, de dos partidos nacionalistas de centro derecha como son Convergencia -el ala liderada por Mas- y Unió Democrática -el ala democristiana liderada por Duran i Lleida-, vive disensiones al respecto de esta campaña soberanista.

Duran Lleida aseguraba ayer viernes, ante los micrófonos de 'ABC Punto Radio', que no se imagina "una España sin Cataluña". "Es malo para España que no tenga Cataluña y es malo que Cataluña no tenga a España", añadió. Duran negó que entre los catalanes haya una mayoría independentista. "No hay una gran mayoría de catalanes que deseen un escenario de independencia", subrayó. Asimismo, abogó por la celebración de un referéndum, pero dentro de la legalidad, y destacó la importancia de hablar de un cambio en el modelo de financiación.

En otro orden de cosas, el vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández, dijo que no concibe España sin Cataluña y por eso tildó de "superbarbaridad" el proyecto independentista de Artur Mas.

El viaje del presidente de la Generalitat a Rusia es tema destacado en algunos diarios, que ofrecen datos sobre el mismo. ABC habla de la "dolce vita" de Mas en Moscú, donde se alojó en una suite de un hotel que cuesta 1.600 euros la noche. LA RAZÓN informa que Mas "se llevó a nueve altos cargos a su viaje a Rusia por la independencia". Según EL PAÍS, el presidente catalán no logró celebrar ninguna entrevista política de primer nivel.


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