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Ofensiva para prohibir fumar en las terrazas de Madrid: libertad vs. responsabilidad

Fumando en una terraza de Madrid
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Fumando en una terraza de Madrid (Foto: Chema Barroso (MDO))
sábado 05 de febrero de 2022, 11:05h

En las calles de la capital se retiran estos días parte de sus terrazas Covid, pero el humo en ellas no se apaga. La nueva ordenanza que las regula en la ciudad contempla una disposición para aplicar de forma automática la prohibición de fumar en estos espacios cuando la legislación lo autorice, pero la nueva Ley Antitabaco nacional que lo contempla aún no tiene horizonte temporal de aprobación. Con la sexta ola de la pandemia aún activa, 16 organizaciones han solicitado a la Comunidad de Madrid, Catalunya, País Vasco y Navarra que se anticipen al Ejecutivo central y conviertan a las terrazas de hostelería en lugar libres de humos. Una petición que, por ahora, la Administración que lidera Isabel Díaz Ayuso ha ignorado.

La organización Nofumadores.org, impulsora del escrito remitido al Gobierno madrileño, recuerda que esta medida ya se ha adoptado en Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Galicia, Comunidad Valenciana y La Rioja. Suecia fue pionera en Europa y vetó fumar en las terrazas en 2019. Madrid esquiva responsabilidades y el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, apuntó hace unos días que la decisión "tiene que tomarla el Sistema Nacional de Salud, puesto que el consumo de tabaco está regulado en la Ley Antitabaco Vigente". Los firmantes de la carta, por su parte, responden aclarando que "se trata de una ley de mínimos cuyas transferencias están transferidas a las autonomías, que tienen toda la potestad para hacerlas más restrictivas".

Este medio ha preguntado a la Consejería si, al menos, estudia la reclamación que apoyan entidades como la Sociedad Española de Oncología Médica y se limitan a señalar que el Ministerio de Sanidad "está trabajando en una hoja de ruta del plan integral de tabaquismo". "Están eludiendo su capacidad de actuación", reprocha Facua a la Comunidad. Su secretario general, Rubén Sánchez, sostiene que "es necesaria una ley estatal", pero precisa que las CCAA "pueden aplicar la prohibición".

Falta de voluntad política

Coincide con esta opinión el Grupo Mixto del Ayuntamiento de Madrid, que afea al Ejecutivo de Ayuso "querer anteponer su falso mantra de libertad a su responsabilidad como gobernantes". El concejal José Manuel Calvo cree que la Consejería de Sanidad "se escuda en falta de competencias para ocultar su falta de voluntad política". La formación se reunirá con la propia presidenta regional el próximo 14 de febrero y le reclamarán que "encuentre el mecanismo jurídico que consideren para que acabar con el humo en las terrazas antes de que termine el mandato". Recuerdan que el Consistorio capitalino, sin poder para legislar sobre tabaquismo, ha hecho su parte atendiendo su propuesta de incluir en la ordenanza de terrazas un epígrafe para aplicar de forma automática el veto a fumar en cuanto se ordene desde otras administraciones.

Pedro Aguilar, psicólogo del departamento de Prevención y Promoción de la Salud de la Asociación Española Contra el Cáncer en Madrid (AECC Madrid), incide en que "una gran parte del consumo de tabaco se hace como parte de la interacción social", por lo que si se restringe en las terrazas "animará a muchos fumadores a dar el paso a dejar de fumar y a otros a que su consumo sea menor". Este profesional explica cómo la entrada en vigor de la prohibición de fumar en el interior de bares, restaurantes y otros locales de restauración y ocio en 2011 "descendió la curva de fumadores", pero esto tendencia positiva se encuentra "estancada" en la actualidad. Por ello, entiende que esa primera restricción requiere "otras añadidas" y no se refiere solo a ampliar limitaciones a los cigarrillos en terrazas, sino también en plazas, polideportivos o recintos universitarios.

Al tratarse de entornos al aire libre la percepción del peligro que supone respirar el humo del tabaco se olvida. Lo corrobora Aguilar, quien manifiesta que la "la gente piensa que al estar en el exterior el riesgo es mucho menor". Las cifras médicas, por el contrario, sí advierten de la amenaza del tabaquismo pasivo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) atribuye a esta causa uno de los ocho millones de muertes que provoca el tabaco cada año en el mundo. El psicólogo de AECC Madrid, por su parte, avisa sobre el más desconocido 'humo de tercera mano', los residuos de nicotina y otros químicos que se posan en las superficies "que se han demostrado nocivos para la salud".

Fumar aumenta la probabilidad de padecer cáncer de pulmón "entre 20 y 25 veces". De hecho, Pedro Aguilar argumenta que en el 82 por ciento de los diagnósticos interviene el factor del tabaquismo. Cada año se detectan en España 28.600 nuevos casos de esta enfermedad y convertir las terrazas en enclaves liberados de humo, asegura, implicaría una "reducción seria" de este alarmante número.

Con una incidencia muy elevada de Covid-19 en la región, entra en juego otro riesgo asociado a fumar: la gran velocidad con la que se expanden las partículas del virus junto al humo. Esto incrementa las posibilidades de que el SARS-CoV-2 se propague y, unido a la escasa distancia interpersonal que se guarda en las terrazas, posiciona a estas como un ambiente propicio para el contagio, como se desprende de un estudio de la Sociedad Española de Neurología y Cirugía Torácica (Separ).

La oposición de los hosteleros

La prohibición de fumar en terrazas que han activado otras autonomías ha enfrentado a hosteleros y autoridades sanitarias. Los dueños de los establecimientos se han mostrado convencidos de que esta norma merma sobremanera sus ingresos. Un punto en el que disiente el secretario general de Facua, que ve una "falacia" en el mensaje de la patronal hostelera de que les reportará pérdidas económicas. "Los fumadores irán igualmente a los bares y sitios de ocio, se levantarán para fumar y volverán". Lo mismo que ocurre desde que se vetara el tabaco en interiores.

Además, Rubén Sánchez augura una ventaja: "Habrá mayor rotación de clientes porque en lugar de quedarse de sobremesa sin consumir dejarán la mesa vacía a otro comensal al marcharse". No obstante, el portavoz de Facua intuye una polémica inicial capitaneada por "un pequeño grupo de intolerantes que reaccionarán de forma crítica" frente a una mayoría que apoyaría la medida respaldada por las organizaciones firmantes de la petición enviada a la Consejería de Sanidad.

Forman parte de esta lista: Nofumadores.org, la Organización Médica Colegial (OMC), la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo (SEDET), el Centro Colaborador de la OMS para el Control del Tabaco / Instituto Catalán de Oncología (ICO), la Federación de Asociaciones de Enfermería Familiar y Comunitaria (FAECAP), la Iniciativa Ciudadana XQNS para la mejora de la Ley de Tabaco en España, FACUA Consumidores en Acción, Asociación de Pacientes con EPOC (APEPOC), European Network for Smoking and Tobacco Prevention (ENSP), Action on Smoking & Health (ASH), además de organizaciones locales como la Asociación Española Contra el Cáncer de Madrid (AECC), la Sociedad Vasconavarra de prevención de Tabaquismo (SVNPT ab ENTAaE), Sociedad Vasca de Medicina de Familia y Comunitaria (Osatzen) y la Asociación de afectados por Tabaquismo de Extremadura (ATAEX).

Premisas de la nueva Ley Antitabaco

El borrador de la nueva Ley Antitabaco recoge varias medidas encaminadas a reducir un tercio la mortalidad prematura por enfermedades causadas por el tabaco y, al mismo tiempo, alcanzar la meta fijada por la OMS de aminorar su consumo un 30 por ciento para el año 2025 respecto a los datos de 2010. Un reto que se antoja complicado cuando el 32,3 por ciento de la población española ingiere a diario esta droga, según la encuesta 'Edades' del Ministerio de Sanidad.

Uno de los pilares de la nueva normativa radica, precisamente, en una ampliación de los espacios sin humo antes que sea efectiva antes del año 2023. Esto no solo afectaría a las terrazas de hostelería, sino a playas, piscinas o interior de los vehículos. Limitaciones que no son ajenas en otros países comunitarios como Irlanda, Reino Unido o Francia, donde no se puede fumar dentro de coches en los que viajen menores. Se prevé, asimismo, un empaquetado genérico que evite hacer atractivas las cajetillas.

Además, el departamento que dirige Carolina Darias planea una subida de impuestos a cigarrillos, puros, tabaco de liar, pipas de agua, cigarrillos electrónicos y tabaco calentado. El objetivo sería acercarnos a los precios de otros países europeos. Mientras la cajetilla ronda los cinco euros en nuestro país, en Francia supera los 10 y en Reino Unido los 12. Mención aparte merece Australia, donde cuesta hasta 22 euros. Por ahora, no se ha concretado una fecha para la tramitación parlamentaria de la ley, pero se espera que entre en vigor a lo largo de este año en curso.

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