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OPINIÓN/Víctor Gijón

Las alarmas de Urrutia

Las alarmas de Urrutia

jueves 25 de septiembre de 2008, 11:47h
Sólo las pelis antiguas soportan con credibilidad el juego de buenos muy buenos y malos muy malos. El maniqueísmo ya no vende y menos si quien lo practica lo hace exagerando el énfasis y acentuando la demagogia.
Isabel Urrutia, diputada del PP en el Parlamento cántabro, es el paradigma del político maniqueo y demagogo. No es la única, pero si la más insistente. Su actuación en el debate de este miércoles es para nota. Su argumento fue el siguiente: Si el Gobierno regional autoriza las centrales de ciclo combinado en Torrelavega crea alarma social y si no las crea también. En el primer caso la alarma es porque contaminan; en el segundo porque se defraudan las esperanzas de crear puestos de trabajo.

¿Qué podría hacer, no ya un mísero Gobierno regional, sino el mismísimo Consejo Mundial de Intelectuales y Sabios, si existiera, ante tan terrible disyuntiva? Nada. No podría hacer nada. Lo cual nos lleva a la política del PP en materia de medio ambiente cuando gobernaba Cantabria, no se si acuerdan pero de ello sólo han pasado cinco años.

La política en materia de defensa del medio ambiente de los gobiernos regionales conservadores iba desde la teoría del primo de Rajoy, según la cual el problema del calentamiento global, el efecto invernadero, es un tontería, a convertir las acciones en ese campo en oportunidades de negocio, político y del otro, pero únicamente para ellos y sus amigos. O no se hacía nada o se hacían, por ejemplo, túneles inservibles, como el del barrio de Covadonga en Torrelavega, cuyo objetivo era arañar unos cuantos votos en la capital del Besaya para el entonces consejero ecológico y candidato municipal, José Luis Gil.

También con cargo a medio ambiente se le puso iluminación exterior a una iglesia, que, casualmente, estaba igualmente ubicada en Torrelavega. Desde la Empresa de Residuos de Cantabria se trabajó arduamente en el medio ambiente adoptando algunas de las siguientes medidas: emplear a familiares, amigos y compañeros de partido, dar trabajo precario y temporal en vísperas de elecciones, no cobrar a los ayuntamientos de su cuerda los servicios prestados, gastar cientos de miles de euros en material innecesario para limpiar lo manchado por el ‘Prestige’, medida que, no obstante, si sirvió para salvar algunas empresas de conocidos, destinar cientos de millones, con cargo a presupuestos europeos, a sanear la Bahía por la parte de Santander, pero dejando que el resto de los ayuntamientos se las arreglaran solos …

Hubo más cosas, como, por ejemplo, crear fundaciones y patronatos y dotarlos económicamente antes de que funcionasen, todo lo cual redundó en deudas millonarias de la citada ERC, que cada año se cargaban a los presupuestos generales. ¿Es esa la política global de medio ambiente que Urrutia ofrece como alternativa a la del actual Gobierno?
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