OPINION/Víctor Gijón
lunes 06 de octubre de 2008, 11:04h
El PP, víctima de la confusión creada por Bush con su invento del capitalismo socialista, se ha quedado colgado de la brocha en la crisis económica.
Sus intentos por negar el hecho irrefutable de que España es tan responsable del mal momento de la economía como Nueva Zelanda se fueron al traste cuando los principales bancos americanos, paradigma de la buena gestión, el buen hacer y el buen saber, ejemplo para capitalistas del mundo, descubrieron su cartas marcadas y sus miserias.
El PP que nos metió en la guerra de Irak, origen del monumental lío en que nos encontramos, el mismo que sacaba pecho con sus teorías ultraliberales, colocando el los altares el libre mercado, el apáñense como puedan y el rico al bollo y el pobre al hoyo…; el que alababa que directivos de empresas se fueran a casa con indemnizaciones milmillonarios, gratificaciones y sobre sueldos, dejando las arcas vacías, dice ahora que la culpa de todo es de Zapatero por no haber publicitado la crisis antes de las elecciones. No sé hasta que punto, y teniendo en cuenta que la confianza, las percepciones y los estados de ánimo son fundamentales en la marcha de la economía, el catastrofismo popular tendrá que ver con una parte de la actual dimensión de la crisis.
El PP sólo pone en circulación una idea: que el Gobierno reconozca que hay crisis. Pero a los gobernantes no les piden que nos cuenten lo que pasa, sino que aporten soluciones a los problemas. Claro que a los populares todas las soluciones que propone el Gobierno le parecen malas. ¿Cuáles propone? Ninguna abiertamente. En las dos últimas semanas, después de que el presidente del Gobierno les invitara a dialogar, todo han sido condiciones.
Las resumo: El PP está dispuesto a apoyar al Gobierno si el Gobierno hace lo que ellos dicen. ¿No les suena a déjà vu? Fue el traca matraca de la pasada legislatura en todos los asuntos planteados, desde el Estatut a la Ley de la Memoria Histórica, pasado por el reconocimiento del matrimonio entre homosexuales o la asignatura de la Educación para la Ciudadanía. Quizás por esa actitud torticera y trabucaire del PP es que el presidente del Gobierno ha decidido colar en la Moncloa, por delante de Rajoy, a los agentes sociales y a los presidentes de los grandes bancos. Si Zapatero logra el apoyo a las medidas del Gobierno para salir de la crisis de empresarios y sindicatos, además de los principales bancos y cajas de España, ¿seguirá Rajoy exigiendo que se haga lo que él dice? No es la pregunta del millón, pero de la respuesta del líder de la oposición depende en buena medida el futuro de la economía española