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En la cárcel no hay huríes

En la cárcel no hay huríes

sábado 17 de febrero de 2007, 14:16h

Resulta muy difícil no dejarse llevar por la ira ante esos rostros cariacontecidos, humildes, de mirada baja que niegan sin ningún rubor y con gesto imperturbable, no ya su relación con los atentados del 11-M si no con sus propias organizaciones islamistas.

Acostumbrados a los asesinos etarras desafiantes mirando retadores desde las 'peceras' de las salas de la Audiencia Nacional, esta imagen teatral de bonhomía, de rechazo de la violencia, cuando el sumario les incrimina en el peor atentado de la historia europea, produce aún mayor repugnancia si cabe.

¿Qué sentirán las víctimas y sus familiares ante ese espectáculo de cinismo? Se les ha explicado que estuvieran preparados para una estrategia de la defensa  coordinada, de  negar lo obvio pero se entiende que muchas de ellas hayan preferido no asistir a la vista oral para no volver a pasar por la rabia y la impotencia.

Para un terrorista la reivindicación de sus actos forma parte de su 'trabajo', se asesina o se mutila  para imponer una 'verdad' guiada por una ideología o una religiosidad enferma de la que no se reniega. Dice el Islam que todo el que muera en combate irá al paraíso donde le esperan cien huríes. Es evidente que los acusados por la matanza del 11-M han descubierto, en estos casi tres años de prisión, que no hay huríes en las cárceles y no quieren pasarse la vida en ellas. Sólo así se explica que, en las conversaciones grabadas antes de su detención, consideraran a los terroristas del piso de Leganés como mártires y 'hermanos en la fe' y ahora no recuerden sus nombres.

Su actitud en la sala va a contribuir a incrementar una repulsa hacia la población musulmana que no se produjo cuando los atentados y que está creciendo entre los españoles según advierte la Unión Europea.

El primer día del juicio una chica joven, que perdió a su hermano en los trenes de la muerte, llamó asesino a Zougam, uno de los presuntos autores materiales de la colocación de las bombas y al que varios testigos vieron subir a los vagones. El viernes le vio decir que no estaba en los trenes porque estaba dormido y si estaba dormido no podía estar en Alcalá de Henares. ¿Qué sentiría al oírle?


Quedan por delante meses de vista oral y muchas mentiras por escuchar; solo falta que el Partido Popular contribuya al desasosiego de las víctimas sembrando la incertidumbre en apoyo a su teoría de la conspiración y afirmando que si no es con el juicio será por 'otros medios' como se sepa la verdad de lo sucedido aquel fatídico once de marzo. Porque lo de menos es que el PP perdiera el poder días después; lo horrible, lo trágico, es que perdieran la vida ciento noventa y una personas.

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