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Cristina participa de la reunión

El G-20 debate salidas a la crisis mundial

El G-20 debate salidas a la crisis mundial

sábado 15 de noviembre de 2008, 14:28h
Los mandatarios se reúnen para analizar medidas destinadas a superar la debacle mundial
Los mandatarios de los países miembros del Grupo de los 20, que congrega a las principales economías del mundo, se reunirán este sàbado en Washington para analizar medidas destinadas a superar la crisis financiera internacional.

Pronto a dejar su cargo, el presidente George W. Bush espera poder hallar un consenso sobre cómo encarar la crisis durante la cumbre extraordinaria de dos días del Grupo de los 20 países más industrializados y de las naciones emergentes (G-20), cuyas sesiones arrancan este sábado tras un inicio protocolar con una cena en la Casa Blanca.

Antes de la cumbre, Bush advirtió este jueves a sus pares contra aplastar la economía global bajo un exceso de intervencionismo estatal, y dijo que cualquiera sea las iniciativas que se acuerden, se debe respetar los principios del libre mercado.

"La historia demostró que la mayor amenaza a la prosperidad económica nos es la falta de implicación gubernamental en el mercado, sino el exceso"
, afirmó Bush.

El presidente estadounidense reiteró sus recetas, que incluyen una mayor regulación de los mercados y las compañías financieras y una mejor coordinación internacional, pero no las más amplias medidas de supervisión y reformas que impulsan otros gobernantes, como los de la Unión Europea (UE), Brasil o Argentina.

"Queremos cambiar las reglas de juego en el mundo financiero", dijo  el presidente francés, Nicolás Sarkozy, en referencia a sus expectativas sobre la cumbre.

La UE -que el mes pasado acordó aumentar la garantía de los depósitos bancarios y rescatar a bancos al borde del colapso- quiere que Washington acepte una mayor vigilancia de las instituciones financieras, incluyendo las consultoras de riesgo.

"Se necesitan medidas urgentes", dijo por su parte el primer ministro británico, Gordon Brown, quien promueve la creación de una nueva red regulatoria mundial, que supervise a las instituciones financieras más importantes del mundo.

Los europeos también impulsan un sistema de alarma que advierta sobre burbujas financieras como la que envolvió al mercado inmobiliario de los Estados Unidos. La burbuja explotó y creó el desastre que los líderes mundiales tratan ahora de solucionar.

La UE quiere asimismo que el G-20 se comprometa a adoptar reformas concretas en los próximos 100 días.

Los críticos dicen que los controles poco estrictos y el fracaso de las instituciones de regulación en Estados Unidos y el mundo a la hora de detectar los problemas, fueron parte importante del inesperado estallido de la crisis financiera.

La debacle, que se originó en Estados Unidos a mediados de agosto con el colapso de los créditos inmobiliarios, se extendió rápidamente a otros países, tanto que las 15 naciones europeas que usan el euro entraron hoy en recesión -un día antes del encuentro- por primera vez desde la creación de la UE.

En la mayoría de los países, los bancos y otras instituciones de crédito sufrieron pérdidas multimillonarias, las ejecuciones hipotecarias se multiplicaron, las empresas suspendieron o echaron a millones de empleados y prácticamente se agotó el crédito, motor esencial del consumo y, por ende, de la economía en su conjunto. De todos modos, Bush ensayó ayer una cerrada defensa del capitalismo.

"Es cierto que esta crisis incluyó fallas de prestamistas y prestatarios, de las compañías financieras, de los gobiernos y los reguladores independientes. Pero la crisis no fue un fracaso del sistema de libre mercado. Y la respuesta no es tratar de reinventar el sistema", dijo Bush.

Además de Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y los otros países altamente industrializados, la cumbre incluirá a líderes de economías en desarrollo, como Rusia, China, Brasil, India y Argentina. También participará el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, a pedido de Francia.

El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, expresó su beneplácito por la mezcla de países que participarán del evento. "Sería un error de proporciones históricas si los países desarrollados pusieran en vigor políticas, estructuras y normas que minen o excluyan los intereses de los países en desarrollo", dijo Zoellick.

Estas declaraciones coinciden con la visión del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien desde hace semanas insiste en que las naciones emergentes tengan un papel importante a la hora de diseñar las nuevas regulaciones para el mercado.

La presidenta Cristina Fernández, por su parte, promueve "cambios estructurales" en instituciones tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, y apoya los pedidos de Brasil de una mayor papel para las economías emergentes en el sistema financiero global.

Entre los factores que podrían impedir los avances en la cumbre está el hecho de que Bush deja su cargo en dos meses, lo que podría causar dudas entre los demás líderes respecto de cerrar un acuerdo con un gobierno saliente.

El presidente electo estadounidense, Barack Obama, no participará del encuentro, pero autorizó a la ex secretaria de Estado Madeleine Albright y al ex representante Jim Leach a representarlos en la cumbre.
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