Español@s tod@s

Parece que fue ayer, pero ya hace 33 años (número de grado masónico) de que se produjera el hecho sucesorio y España pasase de unidad de destino en lo Universal a Patria Común e Indivisible de todos los Españoles. O sea, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y conmemorados niños y niñas que me leéis, español@s tod@s,  que el 20 de noviembre es una gran fecha, digna de figurar por sí sola en los anales de la Historia.

Mi entrañable Tato Ganduxer, por ejemplo, gracias a la influencia de su actual novieta, una abogada de Esquerra Republicana de Catalunya, nos recordaba al mediodía, en el club, que el 20 de noviembre de 1932 se celebraron en Cataluña las primeras elecciones autonómicas. Y que ERC fue la fuerza más votada y obtuvo la mayoría en la cámara. ¿Se habrá acordado de ello Josep Lluís Carod-Rovira? Id ustedes/vosotros a saber.

También hoy, desde la Isla de Jersey, peculiar territorio británico situado  frente a la costa francesa, otro amigo mío, lord Collingwood, presidiendo el  consejo de administración de su discreto banco off-shore, me recuerda que tal día como hoy, en 1947, (o sea, hace 61 años), en medio del entusiasmo popular de las clases bajas londinenses, contrajeron matrimonio HRH Elizabeth, princesa heredera del Trono británico con Philip Mountbatten, teniente de navío de la Royal Navy. O sea, que Su Graciosa Majestad Británica y su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, están hoy de aniversario matrimonial. God save the Queen, of course!.

Pero, hay más. En un 20-N, el de 1542, se promulgaron en España las Nuevas Leyes de Indias. Y, en 815, las potencias europeas, reunidas en el Congreso de Viena, extendieron a favor de Suiza, conocida ya como Confederación Helvética, un documento en que se le garantiza su perenne neutralidad y la inviolabilidad de su territorio. Todo un hito en la historia mundial de la banca.

Claro que el 20 de noviembre, aquí en nuestra bienamada España, tiene, como os decía, recuerdos más recientes. Francisco Franco Bahamonde dejó este mundo y pasó a ocupar un lugar en la Historia. Para algunos, como tío Manolo, esposo de la hermana mayor de mamá, sigue presente en el recuerdo. Otros, en cambio, parece que hasta la semana pasada no se enteraron de su fallecimiento.

Sí, pequeñines/as míos/as, me estoy refiriendo a Baltasar Garzón, el más juez de todos los jueces que en este momento visten toga sobre la faz de la Tierra. Hace una semana, quizá menos, llegó a sus manos la partida de defunción y el acta de inhumación de Franco. Sólo así se convenció del deceso del anterior Jefe del Estado. Y mirad que, tras 33 años, con Don Juan Carlos en el trono,  una Constitución y diecisiete estatutos de autonomía en vigor, el buenazo de ZetaPé en La Moncloa, muchachas en bikini y topless, manifestaciones callejeras de los obispos, huelgas sindicales y hasta los homogays y las lesbollos casándose por lo civil entre ellos, Garzón aún se creía que Franco estaba vivito y mandando, con la Guardia Mora dándole escolta montada y hasta las escuadras del Frente de Juventudes oreándose  ante las montañas nevadas y las banderas al viento. Más indicios de que Francisco Franco Bahamonde ya no era de este mundo como que imposible, ¿verdad?... A buenas horas, según tío Manolo y Don Crisanto, el capellán de mamá, veríamos estas cosas de no haberse apagado la lucecita del Pardo. Y el juez Garzón sin enterarse durante todos estos años. Debe ser porque posee una memoria selectiva y la maneja a su conveniencia.