En el Teatro Principal de Zaragoza anoche no cabía ni un alma. Nadie quiso perderse el emotivo homenaje que amigos, allegados e incondicionales rindieron a José Antonio Labordeta, ‘el abuelo’, como cariñosamente se deja llamar el veterano cantautor aragonés y ex diputado de la Chunta Aragonesista que ha cumplido ya ‘73 abriles’.
Todo Aragón se volcó con él, desde el presidente regional, Marcelino Iglesias, al alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch. Pero, sobre todo, viejos amigos con los que tantas veces ha compartido escenario en épocas difíciles de la dictadura franquista como Luis Pastor, Marina Rossell, Joaquín Carbonell, el grupo La Bullonera o Ana Belén y Víctor Manuel.
Tampoco faltaron Miguel Ríos, la actriz Pilar Bardem, o compañeros más actuales, como su paisana Carmen París o la cantante canaria Rosana, que dieron un auténtico recital de canciones y poesía junto a un emocionado Labordeta al que arroparon Juana, su esposa, dos de sus tres hijas, Ana y Ángela, y sus nietas Marta y Carmela.
La diputada de Nafarroa Bai, Uxue Barcos, quiso también acompañar a su inseparable amigo y ex compañero de escaño mientras la periodista Olga Viza ejercía como ‘maestra de ceremonias’. La fiesta se cerró con su emblemático Himno a la libertad.
Durante el homenaje se presentó el libro "José Antonio Labordeta: Creación, compromiso, memoria", un compendio de colaboraciones literarias y artísticas bajo la coordinación de Javier Aguirre Santos coeditado entre Rolde de Estudios Aragoneses (REA) y la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), con la colaboración del Gobierno de Aragón, y que incluye el CD ‘Cantar i callar’, la primera canción grabada por el aragonés en 1974.
El polifacético cantautor, además, tiene ya prácticamente acabado su libro, “Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados”, que publicará el próximo mes de febrero Ediciones B, en el que cuenta su experiencia como diputado de la Chunta Aragonesista (CHA) en Madrid durante dos legislaturas: ocho intensos años –de 2000 al 2008- en los que desde su escaño vio pasar el último Gobierno de Aznar con todos sus sinsabores -desde el 11-M a la guerra de Irak-, y el primero de Rodríguez Zapatero, con el que mantuvo una buena sintonía, aunque también con sus más y sus menos.
En la Cámara Baja nadie olvida aquel día en que, con la socarronería de maño que le caracteriza, Labordeta mandó “a la mierda” a un grupo de diputados del PP que con sus mofas no le dejaban hablar.