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Sí son ellos, ya avisaron: “La próxima vez, Bombay”

Sí son ellos, ya avisaron: “La próxima vez, Bombay”

viernes 28 de noviembre de 2008, 15:44h
Tardaremos un rato, un rato largo – y es probable que nunca tengamos la certeza – en conseguir poner una clara y circunstanciada firma a la barbarie consumada en Bombay. Ahora, en caliente, Delhi mira con sospecha, como es tradición, a ese enemigos histórico que es Pakistán; la prensa occidental – y no digamos la estadounidense - prefiere apuntar a la franquicia del terror que lleva la marca de Al Qaeda. Y las “intoxicaciones” de gobiernos y servicios secretos ha comenzado a orquestar su habitual ceremonia de la confusión.
Pero uno, que se ha acostumbrado a observar los aconteceres, incluidos los más dramáticos y peliagudos, con cierta serenidad, lo primero que hace es buscar verosimilitudes basadas sobre hechos ciertos. Bien. De cierto tenemos que los primeros en reivindicar los asaltos de Bombay han sido unos sedicentes Muyahidnes del Deccan, organización nueva en esta plaza global del terror, pero que según los investigadores del lugar – es decir, la India – podría ser una segunda marca de los muy siniestros y sobradamente conocido Muyahidines Indios. Para entendernos, se trata de esos islamistas radicales que no aguantan hindúes y occidentales y que, cuando lo consideran oportuno, dan y dan fuerte. Hace dos meses contabilizaban unos 130 muertos, las víctimas de sus ataques sincronizados en lugares como Delhi, Bangalore, Ahmedabad y Jaipur, la bella “ciudad rosa”.

    Pues, no sé porqué los medios se han olvidado de algo que recordé esta mañana, muy temprano. Que en septiembre, cuando todavía el horror por los últimos atentados en cadena era vivo, los Muyahidines Indios escribieron. Fue un mensaje sin vuelta de hoja, claro y contundente, dirigido a los servicios de seguridad indios, según ellos culpables de oprimir a los musulmanes favoreciendo a los hindúes. En el mensaje – que fue publicado por el Deccan Herald, periódico del Estado de Karnataka, cuya capital es Bangalore, la Silicon Valley” de India – se amenazaba con poner fin a la “arrogancia” haciendo sangre en Bombay, ciudad cuya población tenía que considerarse avisada de próximos sangrientos ataques.

Pues ya tenemos los ataques a Bombay, los que se vaticinan en el mensaje de septiembre que publicamos en esta misma página. Queda ahora por saber si el aviso y las matanzas de este miércoles pertenecen al mismo hilo conductor. Todo tiene rasgos de verosimilitud: la amenaza fue evidente, clara y con la diana declarada; la preparación casi militar y la simultaneidad de los ataques es muy parecida; el nombre de la organización es el mismo que firma el correo y que reivindica, lo que cambia es el apellido. Ambos “Muyahidnes” pero unos “Indios” y los últimos “del Deccan”. Que no es otra cosa que ese inmenso altiplano – el altiplano del Deccan -sobre el cual se asienta India central, gran parte de ese subcontinente tan heterogéneo donde conviven, y a menudo no se aguantan, etnias y credos, tribus y castas.

Un hilo conductor: Muyahidines Indios


Hasta aquí, y sin excluir cualquier posible participación de elementos procedentes de otros grupos armados o de países cercanos (lo que no significa necesariamente “extranjeros”, porque se trataría siempre de hermanos tribales y religiosos, separados sólo por fronteras políticas) todo tiene un aparente hilo conductor que nos lleva a los Muyahidines Indios y a sus eventuales sucursales.

    Pero no puedo concluir sin incordiar, sin añadir una posible duda razonable que a lo mejor no significa nada. Uno de los terroristas, el más joven de los asaltantes de Bombay retratado por cámaras de seguridad, lleva en la muñeca derecha una pulsera. Cualquier hindú reconoce en ella una de esas que se han hecho populares entre los fieles de esta religión mayoritaria. Es un dato contradictorio – una pulsera hindú en una muñeca fundamentalista islámica – pero todo es posible. Desde el trofeo arrebatado - vete tú a saber en cual circunstancia - pasando por la supina ignorancia del terrorista que no tiene ni pajolera idea de lo que lleva en la muñeca.

    También es posible que los datos que les hemos facilitado – ciertos, consecuentes y sin embargo engañosos por su gran verosimilitud – nos hayan despistado. Pero teníamos que tomar nota de ellos y llevarlos a su atención. Luego el tiempo y las investigaciones dirán. Bueno, esperemos que nos digan.

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