La 'sorda lucha' por la Sala Especial del 61 del Tribunal Supremo

Se sabía desde el momento en el que Celso Rodríguez Padrón aceptó la Secretaría General del Consejo General del Poder Judicial: que era un secretario con ‘fecha de caducidad’; pero, por si hubiera dudas, los socialistas apuntan ahora a su cabeza como si fuera el responsable de todos sus males en el Consejo.

La ‘última’ ha sido la polémica sobre la designación de un magistrado en la Sala Especial del 61. La polémica es conocida, pero, claro, diferente según el medio de comunicación en el que se lea. El asunto era que había que nombrar a un magistrado. Los socialistas querían que fuera Luciano Varela, amigo de la vicepresidenta Fernández de la Vega; los populares, claro, querían uno de los ‘suyos, Manuel Marchena. Y hete aquí que por cuestión de horas fue nombrado Marchena en vez de Varela.

Decimos de horas porque Varela fue elegido el 31 de enero nuevo magistrado de la Sala Penal del Supremo, y ese mismo día, pero un poco antes, fue nomb rado Manuel Marchena magistrado de la Sala Penal. A la Sala del 61 se incorporan –digámoslo así, para abreviar- los más ‘veteranos’ y los más ‘novatos’.

Entonces, según los socialistas, dado que Varela fue designado horas después que Marchena, era el más reciente y al que le correspondía, por tanto, ir a la Sala del 61. Pero –acusan ahora los socialistas- las ‘malas artes’ del secretario general, Celso Rodríguez Padrón, que comunicó, según ellos, tarde el nombramiento, hizo pasar a Marchena sobre Varela para la polémica Sala del 61. Y de ahí que el Gobierno de Rodríguez Zapatero haya puesto una cruz muy grande a Rodríguez Padrón.

Aclarado este galimatías, muchos se preguntarán qué hay detrás. Pues algo muy simple y polémico: controlar la Sala del 61, que es la Sala Especial para ilegalizar partidos políticos. Y ya les hemos dicho que Batasuna va a presentarse. Todo tiene, pues, una explicación.