Los cuatrocientos timos

La actividad industrial registra desde finales de 2008 el mayor descenso vivido desde 1993, el doble, por ejemplo, del que ha sufrido el Reino Unido, por poder comparar. Como desde entonces, las cosas han empeorado, el panorama es el que es. Como el Gobierno no adopta ninguna medida y el presidente anuncia cada día que lo malo acabará enseguida, aunque los hechos lo desmientan al día siguiente, bueno será mirar hacia atrás para aprender.

Una de las medidas, la mejor vendida, la más espectacular fue el anuncio, en campaña electoral de que nos iban a dar a todos 400 euros. Por el morro, por la cara. ¿A quién le  puede parecer mal que le “regalen” 400 euros? ¿Quién puede negar que 6.000 millones de euros, el importe de lo que el Estado se iba a “gastar”, no iba a ayudar a dinamizar la economía? Una cosa es predicar y otra dar trigo. Una cosa es el marketing y otra la realidad, por más que esos 400 euros (y los errores del PP) ayudaran al presidente Zapatero a ganar las elecciones.

En su día tuve que explicar a mi madre, no sin grandes dificultades, que ella no iba a cobrar ese dinero porque su pensión de viudedad no alcanzaba la cifra suficiente, es decir, que era una porquería. “Pero, decía ella, el presidente ha dicho que esos 400 euros eran paras todos y quienes lo deberíamos cobrar primero somos los que recibimos menos ¿o no es así?”. Eso es lo que entendieron casi todos, especialmente los que menos cobraban, pero la realidad era diferente.

Un estudio del catedrático José Félix Sanz, por encargo de la Fundación de las Cajas de Ahorro ha puesto sobre tapete que de los 18 millones de personas que hacemos a declaración del IRPF, seis, la tercera parte, en su mayoría pensionistas, autónomos y personas con bajos salarios, no han visto los 400 euros ni por el forro. Ni 400 ni uno. Nada. Más aún, el 95 por ciento de los que no han recibido esa deducción fiscal, porque tampoco era dinero en efectivo, son quienes cobran rentas inferiores a los 20.000 euros anuales. Es decir, que el Gobierno sólo ha dado esa deducción a los pensionistas con rentas más altas y ha dejado fuera a 1,5 millones de jubilados, los que menos cobran, como mi madre. Dicho de otra manera, según el catedrático, sólo 10 millones de los 18 que declaran a Hacienda, los de mayores ingresos, han recibido los 400 euros íntegros y, además, el Gobierno no ha gastado los 6.000 millones anunciados sino poco más de 4.500. Pero, ¿qué importa eso si en su día se alcanzó el objetivo buscado y además disparando con pólvora ajena, es decir con su dinero y el mío? Si el informe del profesor Sanz sirviera, al menos, para que no nos dejemos engañar otra vez, me parecería un éxito. Lo malo es que, y perdón por la expresión, nos la volverán a meter doblada cualquier día. Y tan contentos.