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Complots

Complots

viernes 02 de marzo de 2007, 02:20h
No solo el amigo Moreno está preocupado por el precio del tomate perita y sus consecuencias sobre el IPC. Un cable de la Agencia Reuters, que reproduce el Khallej Times de Dubai, presenta declaraciones del presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad en dónde manifiesta textualmente que “los enemigos del país han tramado una serie de complots para obligar a la república islámica a renunciar a su plan nuclear incluyendo el aumento de los precios del tomate y otros alimentos”.
El tomate es un componente importante de la dieta iraní, y por y por eso le preocupa su escalada, al amigo de Chávez y D Elía. Obviamente, pensar que estamos inmersos en un movimiento internacional para la suba del tomate que intenta desestabilizar, a través del aumento de la tasa de inflación, a gobiernos tan diversos como los del Presidente Kirchner, el Presidente Chávez, el gobierno iraní, o China, parece una exageración difícil de soportar el menor análisis serio. Pero lo que transmite el problema del tomate perita o el aumento de los precios de los commodities, o la elevada tasa de inflación de varios países del mundo, es un fenómeno global, que el martes generó una fuerte convulsión financiera: La pérdida de valor del dólar respecto al resto de las monedas del mundo y el primer cuestionamiento serio al modelo de crecimiento “a la China”.

Como comentara la semana pasada desde estas líneas, el problema central no son los precios, sino la pérdida de valor del “metro” que los mide.

En efecto, tanto la suba del precio de los commodities, como la de los precios de distintos activos financieros y reales se miden con la unidad de cuenta internacional. El dólar. Pero sucede que el dólar, en los últimos años, ha estado perdiendo valor relativo contra el resto de las monedas del mundo. De la mano de la política de hiperliquidez de la salida de la crisis de fines del siglo pasado y del intento de la Reserva Federal de ir desarmando este esquema suavemente, con las sucesivas alzas de la tasa de interés nominal, y el delicado equilibrio entre crecimiento e inflación.

Como pasa siempre con los períodos de hiperliquidez, es más fácil “inundar” que “secar”, sobre todo si se trata de evitar una recesión. Téngase en cuenta que desde mediados del 2002 el Euro se ha apreciado más de un 50% respecto del dólar, lo que implica que una parte importante del “boom” de precios de activos y commodities es la contracara de esta evolución de las monedas. Obviamente, esto no implica que no estemos ante cambios estructurales fuertes en el sector “real”. Pero siempre hay que recordar los aspectos monetarios que están detrás, (o delante como “un velo”, dirían los economistas clásicos), de los movimientos de precios.

Claramente, como se explicara en la nota citada, los países cuyas monedas no “flotan” contra el dólar, o no se revaluaron siguiendo esta tendencia presentan altas tasas de crecimiento económico, pero altas tasas de inflación asociadas. Porque capturan “plenamente” las ventajas de la depreciación del dólar en materia de competitividad internacional, pero, a la vez, incorporan todos los costos del aumento de los precios medidos en dólares.

Lo que tienen en común, entonces,. Argentina, Irán, Venezuela, India, China, ha sido su “modelo de crecimiento con monedas sub valuadas respecto de un dólar barato” más que el complot del tomate perita.

Pero cada país está enfrentando este problema de manera diferente: Argentina, en un año electoral, “interviniendo” el INDEC. Venezuela, amenazando con estatizar supermercados. Irán, invocando la ayuda de Dios: “Con la ayuda de Alá, el problema de la carne, el pollo y los tomates será resuelto” dijo el presidente iraní, en el mismo cable ya citado. China, en cambio, amenaza con subir las tasas de interés, frenar las especulaciones en su mercado de acciones y desacelerar su economía.

En esta última señal, junto con la idea de que, finalmente, el aterrizaje suave americano pueda convertirse en aterrizaje forzoso, sugerida por Alan Greenspan, lo que asustó a mercados financieros y lo que generó fuertes tomas de ganancias y “correcciones” de las cotizaciones

Pero más allá de lo pasajero de este “susto”  y del ajuste de las espectaculares ganancias, siempre medidas en dólares, en los mercados financieros. Sería bueno especular un poco en torno a un cambio de modelo en China y sus consecuencias.

Parece difícil imaginar cual es la tasa de interés real y de apreciación de la moneda china contra el dólar que puede frenar esa locomotora. Impulsada por una tasa de inversión que supera el 50% del PBI y una masa de trabajadores “cuasiinfinita” en términos relativos a cualquier economía del mundo.

Da toda la impresión que cualquier medida antiespeculativa y de suba de tasas puede desacelerar un punto o dos el crecimiento chino, pero de ninguna manera alterar el rumbo de su economía. A menos que, finalmente, los problemas del “capitalismo de estado”, en materia de infraestructura, derechos de propiedad, crecimiento de la oferta, innovación, etc, sean más graves de lo que se informa, y hagan colapsar a la economía antes de lo previsto. (Siempre los capitalismos de Estado o se transforman en capitalismo serio o colapsan). Y una suave desaceleración de la economía china, derivada de una política antiinflacionaria o revaluatoria más agresiva, difícilmente altere este extraordinario escenario internacional que vivimos, más allá, insisto, de cambios transitorios en las cotizaciones de acciones y bonos.

De manera que, por ese lado, esperar cambios importantes en la economía internacional parece poco probable.

Pero junto con los anuncios de cambio en la política bancaria china, como mencioné, se conocieron declaraciones del siempre venerado Alan Greenspan, indicando que podría haber riesgo de una recesión en los Estados Unidos hacia finales del año. ¿Qué implica esto? Que Don Alan, al contrario de su sucesor, mi amigo Ben Shalom, le asigna alguna probabilidad más fuerte a un aterrizaje forzoso, frente al consenso de aterrizaje suave. ¿Cómo impactaría un aterrizaje más duro de la economía norteamericana en el escenario internacional?. Aquí sí, el freno de más de un tercio de la economía mundial podría afectar la tasa de crecimiento global, los precios y los volúmenes, con consecuencias importantes para la economía de China, India, Brasil, y el resto de nosotros. Pero lo curioso, es que Greenspan sospecha una recesión bajo el argumento de que “hace rato que estamos creciendo”. Es decir, el ex presidente de la Reserva Federal, descree de los ciclos largos de crecimiento económico y argumenta, en su favor, “que las ganacias de las empresas se están estabilizando”. Pero, en la medida que este proceso no sea “de golpe”, la Reserva Federal puede volver a bajar las tasas de interés, como para evitar un schock recesivo importante. De manera que, aquí también, el escenario más probable sigue siendo el del aterrizaje suave.

¿Y entonces?. Entonces, tal como planteaba la semana pasada, lo sucedido en China pone, otra vez, en discusión, el modelo basado, exclusivamente, en subvaluar la moneda contra un subvaluado dólar. Ese esquema genera, por construcción, alta inflación. La alta inflación, benéfica en el corto plazo para inflar ingresos públicos, licuar gastos y batir “récords” nominales, tiene serias consecuencias para el crecimiento de largo plazo y para la distribución del ingreso.

En ese contexto, insisto en lo que comentaba la semana pasada, pase lo que pase con este “accidente” en el mercado de capitales, es hora que empecemos a debatir las genuinas políticas públicas requeridas para crecer con baja inflación, como lo hace la mayoría de los países del mundo, incluyendo alguno de nuestros países vecinos.

Tarde o temprano, y es mejor que sea temprano, este escenario obligará a decisiones importantes a la Argentina a Venezuela, a China y a Alá…

La del estribo: Gualeguaychú.
La semana pasada se reunieron en la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación, la Secretaria del ramo, junto al vicegobernador de la provincia de Entre Ríos. El motivo de la reunión, según declaraciones de ambos funcionarios, se vincula con la financiación, por parte del Estado Nacional, del 50% de la instalación de la Planta de Tratamiento de Efluentes Cloacales e Industriales del Parque Industrial de Gualeguaychú.

Algunas preguntas obvias.

¿Funciona hoy el parque Industrial  de Gualeguaychú, sin una planta acorde de tratamiento de efluentes?.

¿Qué río están contaminando hoy los industriales de Gualeguaychú?.

¿Qué ruta está cortada para protestar por la contaminación que provoca dicho parque?

Parece que la contaminación propia es menos grave que la potencial contaminación ajena.
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