Con un Patxi López decidido a ser lehendakari, comienza el tiempo de los pactos

La tendencia se ha confirmado y Patxi López, junto al PP vasco y la UPD, de Rosa Díez, puede aspirar a su investidura como lehendakari. Así lo ha expresado el propio candidato socialista esta noche electoral. La aspiración es legítima y, lo que es más importante, posible.

    También es cierto que el candidato del PNV, Juan José Ibarretxe, ha logrado una abultada victoria. Ha mejorado los 29 escaños logrados en el 2.005, hasta alcanzar 30, pero no le han acompañado con sus resultados los partidos satélite que le han servido como fieles escuderos, desde el 2.001, en sus gobiernos tripartitos, Eusko Alkartasuna, nacido de una escisión del PNV, y Ezker Batua-IU, el partido de Javier Madrazo. Sumados los 4 escaños logrados por Aralar, sin lugar a dudas un excelente resultado también para esta formación independentista, todos ellos se quedan en los 37 parlamentarios, insuficientes para la reelección del candidato peneuvista.

    A todo ello hay que sumar la desaparición de la Cámara de Vitoria  de la izquierda abertzale, que ha dejado huérfanos los nueve bancos que el Partido Comunista de la Tierras Vascas tuvo en la anterior legislatura y que se han diluido en el reparto en beneficio de los partidos democráticos.

Pero, como  decíamos, Patxi López ya ha confirmado que aspira a la Lehendakaritza y, si quiere asegurarse la elección, no le queda más remedio que descolgar el teléfono y ponerse a hablar, mañana mismo, con Antonio Basagoiti y con UPD. Se supone que la llamada a la Moncloa la habrá hecho esta misma noche, antes de salir a la arena y anunciar sus aspiraciones. Con Basagoiti y los chicos de Rosa Díez tendrá que hablar de la investidura y de algunas cosas más. Aunque el mismo Patxi López anunció que su deseo sería el de encabezar un ejecutivo monocolor socialista, con distintos apoyos externos para los grandes proyectos que debe afrontar en los próximos meses el País Vasco, los 24 escaños con que va a contar su grupos parlamentario le dejarían en una débil situación para gobernar en solitario. Con ellos, con Basagoiti y UPD, y los 38 escaños que sumarán conjuntamente, podría formar gobierno o apostar por un acuerdo de legislatura y tratar de encabezar un nuevo ejecutivo vasco que deje atrás los 28 años consecutivos de gobiernos liderados por los nacionalistas.

    Si bien es cierto que López tiene otras opciones: como la de llamar a Sabin Etxea y solicitar que le pongan con Iñigo Urkullu. Con el líder del PNV quién sabe si también podría negociar un pacto, o un acuerdo de gobierno o de legislatura. Y es que, durante la campaña, no han faltado quiénes han sostenido que nunca se debería descartar, fueran los que fueran los resultados, un gobierno transversal PNV-PSE ó PSE-PNV. El propio López se ha cansado en convencer a todo aquel que le ha querido escuchar en esta campaña de las bondades de los acuerdos entre diferentes, de la transversalidad.
Una vez investido lehendakari, y si PP y UPD no le atan en corto, quién le impediría al dirigente de los socialistas vascos buscar acuerdos con los peneuvistas. Acuerdos, que todo dicho sea de paso, no estarían mal vistos por un José Luis Rodríguez Zapatero, necesitado de los votos del PNV en el Congreso de los diputados.

Y es que ya se sabe, acabadas las elecciones, comienza el tiempo de los pactos.