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Malentendidos y sobrentendidos en Euskadi

viernes 06 de marzo de 2009, 12:09h
Los resultados de las elecciones vascas han dibujado un panorama en el que el PNV lo tiene muy crudo para seguir ocupando la Lehendakaritza y copando, junto a sus socios nacionalistas de EA, Aralar y EB, la Administración de Euskadi. El socialista Patxi López se encuentra en una situación inmejorable, aunque complicada, para convertirse en el primer lehendakari no nacionalista, si el PP y el partido de Rosa Díez le dan sus votos en la sesión de investidura.
Estas tres formaciones suman la mitad más uno de los escaños del Parlamento vasco y pueden convertir la alternancia en algo tan normal como el derecho a vivir sin amenazas, chantajes, miedo en una tierra tan bella como fea es la situación en forma de jeroglífico a resolver que se pone sobre la mesa, después de los comicios del pasado 2 de marzo.

Parece claro que si López es apoyado por populares y el único diputado del UPyD saltará por los aires un sobrentendido que siempre ha provocado malentendidos. Siempre se ha dado por supuesto que si los nacionalistas del PNV no pillan tajada y no siguen al frente de la cocina donde se cuece todo lo que tiene que ver con los vascos, que son todos los que viven en Euskadi y no sólo los que comulgan con ruedas de molino que otros que han decidido metérnosla doblada, el futuro de Euskadi es el caos. El presidente del PNV, Iñigo Urzullu, ha hecho bueno el sobrentendido remarcando que si no gobiernan ellos se  producirá un “golpe institucional”.

En democracia, gobierna el que cuenta con más apoyos para ser investido lehendakari y no el partido que gana las elecciones. El PNV ha obtenido 30 escaños, más que ninguna otra formación que ha concurrido a los comicios vascos, pero se puede producir un perverso malentendido, una mala interpretación de las reglas de juego democrático. Los nacionalistas consideran que los demás unen sus votos sólo para desplazar a Juan José Ibarretxe del control del poder. Añaden que nada tienen en común socialistas, populares y seguidores de Rosa Díez, sin darse cuenta que tampoco parece que tengan muchas coincidencias ideológicas entre nacionalistas de derecha, de izquierda, miembros de la Izquierda Unida vasca y de la izquierda abertzale, más allá de su alergia a España. Es lógico que los que llevan 30 años en el poder estén desgastados de tanto sentarse en los mismos sillones y tengan miedo a posar sus traseros en asientos no subvencionados, pero  que no metan el miedo en el cuerpo de nadie contando milongas no precisamente argentinas.

Dicen las encuestas que la mayoría de la población prefiere un pacto PNV-PSE, pero afortunadamente los que se dedican a la demoscopia no nos gobiernan, aunque lo intentan a distancia, con sus sondeos que nunca sabemos si marcan tendencias o las marcan quienes pagan el estudio. Si López consigue hacerse con la Lehendakaritza, lo difícil empezará el día siguiente, cuando se tenga que enfrentar a la formación de su primer gobierno. Si es capaz de actuar con independencia, pensando exclusivamente en desarrollar su proyecto para el Pueblo Vasco que le ha dado 24 escaños y no en los apoyos que podría ganar o perder el presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y decide contar con todos los representantes de la plural sociedad vasca, lo más seguro es que consiga el objetivo de abrir las ventanas de las instituciones vascas para que entre todo el aire no sólo el de uno de los bandos tradicionalmente enfrentados: vasquistas y  españolistas. Si además gobierna para todos, y no sólo para los partidos que le abran la puerta de la Lehendakaritza, habrá acabado con un sobrentendido que siempre ha generado malentendidos.
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