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La Casita del Príncipe del Pardo abre sus puertas tras 18 años cerrada al público

viernes 03 de abril de 2009, 09:50h
La Casita del Príncipe del Pardo luce en todo su esplendor desde este viernes, día en el que se ha reabierto al público tras permanecer cerrada dieciocho años y después de sufrir una restauración integral.
Las obras, que se han prolongado durante cuatro años y que han supuesto la restauración arquitectónica de su fachada y jardines, así como de su decoración interior, han necesitado una inversión total cercana a los cuatro millones de euros.

Librarla de las humedades que la han aquejado en este tiempo ha sido el principal mal contra el que ha luchado el equipo de restauración de esta joya arquitectónica, un palacete neoclásico de finales del XVIII ubicado junto al Palacio Real de la madrileña localidad de El Pardo y mandado construir como pabellón de caza por Carlos III para ser usado por su hijo, Carlos IV, Príncipe de Asturias, y María Luisa de Parma.

A partir de este viernes, todos los visitantes que quieran recuperar un trozo de historia y contemplar sus instalaciones, de una planta y cerca de 300 metros cuadrados, podrán hacerlo en grupos de diez los viernes, sábados, domingos y festivos desde las 10.30 horas con una tarifa básica de 3,40 euros, reducida de 2,50 euros y mínima de 1,70 euros. Aunque no es imprescindible concertar la visita, es recomendable hacerlo, ya que si todos los pases están cubiertos a través del concierto previo, las taquillas -que gestionará el Palacio Real de El Pardo- no dispondrán de entradas para poner a la venta ese día.

La Casita del Príncipe permanecerá abierta desde este viernes hasta el próximo mes de septiembre, aunque desde Patrimonio Nacional aseguran que las visitas se irán adaptando a la demanda del público y a las necesidades de protección del recinto con visitas "restringidas" y no de carácter masivo.

Según puso de manifiesto el equipo de restauración del edificio, construido por el arquitecto Juan de Villanueva entre 1784 y 1785, las obras han contemplado básicamente trabajos de albañilería, cantería y carpintería, ya que el paso del tiempo, las condiciones ambientales y la presencia significativa de humedades ha afectado de forma notable a su estado de conservación.

Quienes quieran contemplar este edificio arquitectónico de gran riqueza podrán deleitarse con sus bóvedas de Mariano Salvador Maella, Francisco Bayeu y Vicente Gómez; los estucos y relieves de Juan Bautista Ferroni y las paredes profusamente decoradas con telas de seda procedentes de la fábrica lionesa Camile Pernon, así como con una notable colección de objetos de arte suntuario.

El presidente de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña, elogió la rehabilitación del edificio acometida "en plazo y dentro del presupuesto" inicial, y destacó la dificultad de acometer una obra tan compleja de forma coordinada. Luis Pérez de Prada, director de las obras, aseguró que la recuperación del granito y el ladrillo, combinación muy común del estilo arquitectónico de la obra, ha precisado una gran labor de restauración, y entre su principal objetivo citó la recuperación de un jardín que posibilitara la estancia y la visión de la casa por su acceso original.

Para Juan Carlos de la Mata, la Casita "era una especie de náufrago en un océano", justificó la larga rehabilitación por los complicados trámites que ha habido que realizar, con sentencias judiciales incluidas, y se mostró orgulloso de la labor realizada al señalar que, tras la restauración "su grado de autenticidad es absolutamente extraordinario". "La Casita está tal y como la dejaron Carlos IV y María Luisa de Parma, como ellos la vieron hace más de doscientos años".
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