¿La larga noche neo liberal? lunes 13 de abril de 2009, 03:58h
De lo que dice la Constitución de 1998 se deduce que no ha existido una “larga noche neoliberal” en el país, como afirmó el Presidente en su última diatriba sabatina y como -casi a diario- hemos debido escuchar los ecuatorianos durante más de dos años. No se puede formular semejante afirmación cuando la Constitución de 1998 consagraba la economía social de mercado. Este fue nuestro sistema económico durante la última década.
A diferencia del liberalismo -sistema económico en el que los precios se regulan de acuerdo con la ley de la oferta y la demanda- la economía social de mercado representa la intervención del Estado en el control y regulación de los precios. Hablar de una larga noche neoliberal en el Ecuador, significa que quien así se expresa, no había leído la Constitución Política de la República antes de pretender reformarla, o faltó a clases, cuando explicaban las diferencias entre ambos sistemas económicos en la universidad.
La insólita propuesta de construir el “socialismo del siglo XXI” va por el mismo camino, pues el socialismo se encuentra ya construido en el Ecuador, desde el siglo XX. La anterior Carta Política estableció desde hace una década como garantía para los habitantes del Ecuador, “la propiedad de los medios de producción”. Este es uno de los fundamentos más sólidos de la ideología marxista y simplemente es incompatible con la orientación liberal de mercado; Marx nos enseña que: “Cuando el trabajador acumula para sí mismo, y puede hacerlo mientras es propietario de sus medios de producción, la acumulación y la apropiación capitalistas son imposibles”.
Esto revela la intrascendencia de tal planteamiento. Pero sobre todo, que no necesitábamos gastar 500 millones de dólares para construirlo. Y peor una asamblea que se dedicó a tratar adefesios como el derecho al placer, el cambio de los símbolos patrios o el derecho al movimiento durante siete meses, dedicando únicamente dos días a la discusión de la estructura orgánica del Estado.
La reforma política era necesaria para permitir el desarrollo del proceso de gobierno y no para conducir al país hacia el socialismo, pues para mejorar las condiciones de vida de la población, se debe generar riqueza. Y eso se lo hace mediante la acción de gobierno y no mediante la instalación de una constituyente. Ese es el trabajo que debía realizar el actual presidente. Para eso se lo eligió, y no para utilizar el Ecuador como tubo de ensayo experimental de anacrónicas teorías socialistas, sepultadas hace rato por el dinámico libro de la historia.
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