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¿Estamos locos o qué?

La columna de Gema Lendoiro: '¡Berlusconi!, cuánto ganas cuando cierras el pico'

La columna de Gema Lendoiro: "¡Berlusconi!, cuánto ganas cuando cierras el pico"

miércoles 29 de abril de 2009, 12:46h
Tras la resaca informativa de Nico Sarkozy y madame la presidenta Bruni parece como si nos hubiésemos quedado un poco huérfanos de grandes titulares. Pues no. Gracias a la divina providencia, no muy lejos de nuestra patria, en nuestra vecina Italia, tenemos buenas nuevas.

No es la primera vez que digo que Berlusconi tiene una gran particularidad: da titulares. No voy a valorar si es o no un buen político, sólo sé que sus decisiones, actos y declaraciones siempre levantan polvareda. Él probablemente lo hace a propósito, de otra manera no se entiende que un tipo como él diga tanta estupidez tan de corrido, siendo como es el primer Ministro. Pero sí, en Italia tienen pizza, tienen bellas mujeres y, además tienen a Berlusconi. Pero éste tiene, muy a su pesar, a Verónica Lario, su amantísima esposa que hace tiempo decidió que no se calla más.

A Silvio le encantan las mujeres. Hasta aquí nada raro, eso le pasa a casi todos los hombres heterosexuales. La diferencia es que él lo suelta sin reparos, sin medidas, sin cámaras, con cámaras, con focos y, llegado el caso hasta con la doña presente. Y Verónica ha llegado un momento y ha dicho: basta, finito. Lo que no me explico es por qué motivo no lo ha hecho antes.

Se acercan las elecciones europeas. Y Silvio se ha tomado a pitorreo (una vez más) la política (él de lo que de verdad sabe es de hacer negocios en la tele). Seguramente el cavalieri sabe del poco interés que despiertan dichos comicios y para animar el temilla ha dicho: A Bruselas, todas las chicas que estén buenas. Y así, con modelos, misses y ex concursantes de Gran Hermano ha completado el plantel. Típico de él. Y Verónica ha protestado. Literalmente ha dicho: es una desvergüenza hecha para satisfacer al emperador. La mamma se ha hartado y ha explotado. Está harta de las salidas de su esposo, que cada vez que habla sobre mujeres es para desprestigiarlas aunque él lo hace con ánimo de alabarlas. Él ve un culo bonito y lo alaba. Ve una mujer bella y, delante de su esposa le dice que se iría con ella a cualquier parte. Para él las tías son, en general, para adornar, floreros que hay que tener siempre dispuestos con agua fresca y clara. Son, como las flores, para ser olidas y vistas. No tienen más utilidad. Esto es lo que don Silvio opina y pone de manifiesto. Y, mientras unos se escandalizan, otros (servidora) lo utiliza para tener de qué hablar.

Así que Silvio, graccie  por tus salidas de tono. Políticos como tú siempre han sido necesarios como imprescindibles han sido siempre los tontos en cada pueblo.
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