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¡Basta ya!

sábado 24 de marzo de 2007, 14:22h
Desde la recuperación de las libertades y la democracia este país no había estado sometido a un grado de crispación político y social como ahora. Provocado por una oposición de la derecha que va a por todas y un Gobierno que ha perdido la iniciativa y no sabe explicar lo que hace, o contrarrestar la eficaz campaña de apelación a las vísceras con que se maneja el PP.

¡Que fácil es cuando el otro, el Gobierno, permanece callado o balbucea, jugar con los sentimientos de rechazo que unos asesinos suscitan y asegurar, sea verdad o no, eso es lo de menos, que se rinde el Estado a sus pies, que se les da un trato de favor, que se vende la sangre de las víctimas!

Todos los nostálgicos de Franco, los que habían permanecido desde la Transición rumiando su soledad y que solo en el salón de su casa seguían manteniendo que: "con el Caudillo vivíamos mejor", han sacado sus empolvadas banderas y han regresado a la calle de la mano del PP a escupir su odio antidemocrático.

El grado de enfrentamiento es tal que las razones jurídicas, equivocadas o no, por las que se ha absuelto a Otegui o trasladado a De Juana a un hospital de San Sebastián no se explican (y si se hace se hace mal) y no pueden competir con la demagogia de la fuerte línea ofensiva de los populares.

Atrapado entre la estrategia de demolición del PP y la desfachatez de Batasuna, que exige el cumplimiento de unos acuerdos (no sabemos cuales) cuando los suyos, los etarras, pusieron una bomba en Barajas que mató a dos personas, el Gobierno parece haber perdido la iniciativa. Deja que sean José Blanco y Diego López Garrido los que argumenten, pese a ser conocida la escasa capacidad oratoria y dialéctica de ambos.

El resto del Gobierno, excepto Maria Teresa Fernández de la Vega, parece haberse licuado, evaporado, siguen cada uno a sus labores, solo hablan de los planes de sus departamentos y nadie diría que se sientan juntos en el Consejo de Ministros o que el tema, que tan preocupada tiene a la opinión pública, les afecte. Ni siquiera al ministro de Defensa, experto jurista, ex ministro de Interior, y de verbo convincente,  se le ha oído una palabra que ayude a entender lo que está ocurriendo.

En medio de este clima irrespirable, la ciudadanía, que contempla, con una mezcla de desconcierto, cansancio, hastío y preocupación esta perdida de papeles de los dirigentes políticos, exige a Zapatero que se explique con más rotundidad y a Rajoy y los suyos que se calmen y no propicien el enfrentamiento civil.

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