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Miguel Angel Granados

Educación, más que instrucción

Educación, más que instrucción

martes 27 de marzo de 2007, 05:09h
Como parte del surrealismo que impera en nuestro México, los temas contenidos en la agenda política no son los que habrán de ayudarnos a superar los grandes problemas nacionales, con lo que todos se hacen cómplices del gatopardismo imperante.

Es lamentable observar cómo se genera un desgaste infructuoso entre los círculos sociales y cómo las voces que más se escuchan dejan entrever  apetitos de enfrentamiento e intolerancia, evidenciando incapacidad para dar lo que se exige.

Y gracias a la falta de oficio democrático, no hemos entendido que la pluralidad ideológica tiene que coexistir y se debe romper con los atavismos culturales y autoritarios, para dar paso a las libertades que representan no sólo la apoteosis de la democratización, sino también un incentivo para seguir en esa ruta transformadora.

La despenalización del aborto por motivos personales, un nuevo sistema de jubilaciones y pensiones para los trabajadores al servicio del Estado, las sociedades en convivencia, la multicitada debacle de Petróleos Mexicanos, el avance del narcotráfico, las adicciones y el aumento de enfermedades de  todo tipo son algunos de los temas que hoy ocupan las conversaciones más domésticas.

Pero todos son efectos de causas que nadie quiere escudriñar, causas asociadas a un tema insoslayable: la educación. El sistema educativo nacional está confeccionado a partir de privilegiar la instrucción; si revisamos los planes de estudios y los programas de la asignaturas que integran la currícula de los diferentes niveles educativos, vamos a encontrar que no se trata de una verdadera educación, sino de aproximar a los educandos información especializada sobre los temas que forman parte de la propuesta “educativa”.

Necesitamos educar de verdad. No es igual atribuir a la escuela una misión educativa que tan sólo un papel instructor, ya que la primera de estas tareas implica un grado superior de enseñanza y una trascendencia considerable.  En contraste, la instrucción se limita a la transmisión llana de conocimientos, sin considerar aspectos ajenos a esa línea cognoscitiva.

Esta distinción es posible ilustrarla con el siguiente ejemplo: en nuestro país se ha privilegiado la instrucción sexual y no la educación sexual; cualquier adolescente promedio conoce con toda claridad cómo se encuentra conformado su cuerpo, en qué consisten los cambios hormonales que trastornan su fisonomía, o incluso cuáles son los medios de control natal más populares. Nada de lo anterior garantiza que el púber ejerza su libertad sexual con responsabilidad, ello debido a que sólo se le ha instruido, pero no se le ha educado para que sepa hacer uso de una de las más bellas libertades que tenemos.

Es fácil percatarse de que en las escuelas regularmente se da una instrucción, ya que en la mayoría de los casos la llamada “educación formal” se limita a la transmisión de conocimientos, descuidando el carácter formativo que posee la verdadera educación. Esto sucede especialmente en los niveles superiores de educación (preparatoria y profesional); la razón es que se ha pretendido atribuir a las fases básicas la tarea de formar, hecho que no resulta suficiente para justificar tal circunstancia.

La existencia de una especialización obligada en los niveles superiores, no significa que deban soslayarse aspectos esenciales y formativos, como los valores y la ética propia de cada profesión.

A partir de una concepción heterodoxa de la enseñanza, nos atrevemos a afirmar que existe la necesidad imperiosa de romper con los esquemas tradicionalistas y de reconceptualizar la educación a partir de cambios de patrones en la familia y en el docente, quien debe ser el primero en generar una nueva cultura del aprendizaje.

Es menester hacer a un lado las fórmulas anacrónicas de enseñanza que lamentablemente siguen ocupando un papel protagónico en las escuelas de todos los niveles.

Pero mientras sigamos debatiendo sobre los efectos y descuidando las causas, la verdadera transformación se verá cada día más lejos.
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