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Ni tanto ni tan calvo

Ni tanto ni tan calvo

miércoles 17 de junio de 2009, 12:01h
   Mariano Rajoy ha elegido la economía para sus enfrentamientos de los miércoles con el presidente Zapatero. El líder del PP describe la situación económica con tintes negros mientras que Zapatero se empeña en hacer el dibujo con algo de color, es decir de optimismo.

   Rajoy reprocha a Zapatero de equivocarse en todas sus previsiones económicas y Zapatero se defiende, en este caso con razón, con que hasta el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea han revisado sus previsiones económicas en varias ocasiones. Vamos, que los organismos internacionales tampoco aciertan.

   El problema pecado original de Zapatero en este asunto es haber negado la crisis cuando estos organismos internacionales y otros muchos auguraban la que se venía encima, y cuando en nuestro propio país se alzaban voces de advertencia que el PSOE calificó de poco patrióticas. Pero dicho esto, lo cierto es que ahora mismo nadie sabe qué nos va a deparar el futuro por muy serios que se pongan los economistas al augurar el futuro. De manera que todo es susceptible de ir a peor como de ir a mejor.

   Según nuestro presidente, lo peor ha pasado, es decir la crisis ha tocado fondo y prevé que a partir del 2010 se empezarán a ver los síntomas de la recuperación que serán más explícitos en el 2011. Y, según Rajoy, hasta que Zapatero no cambie radicalmente de política económica las cosas irán a a peor, a mucho peor.

   En realidad, Zapatero ha ido perdiendo un poco de credibilidad debido a su empeño de vender peces de colores y decir que las cosas no están tan mal cuando están fatal, tratando a los ciudadanos como a niños a los que no se les debe de alarmar. Y frente a esta actitud está la de Rajoy que parece regodearse en las malas cifras económicas y que lo único que nos augura es un horizonte aterrador.

   Seguramente las cosas no son, y no serán, como las dibujan el uno y el otro. Por lo pronto los famosos brotes verdes brillan por su ausencia, lo que no quiere decir que en algún momento les empecemos a ver habida cuenta del esfuerzo inversor que han hecho todos los gobiernos para reanimar la economía. Necesariamente habrá aun momentos en que esas inversiones tengan un efecto positivo. Otra cosa es la evidencia de que el actual modelo económico ha tocado fondo y hay que reinventarlo partiendo de una premisa: son necesarios los controles del Estado sobre la marcha de la economía, dejar al mercado solo es como jugar a la ruleta rusa, y el problema es que el disparo se lo llevan los sectores más desfavorecidos de la sociedad.

   Pero si el optimismo excesivo resulta empalagoso y falso, el pesimismo excesivo produce temor. Mariano Rajoy se está pasando de frenada asustando a los ciudadanos al describir una situación en la que no hay esperanza, en la que todo es un desastre, en la que parece que estamos condenados a que las cosas vayan a peor. Rajoy no es capaz de ofrecer ni un mínimo de esperanza, de augurar algún brote verde, y no se da cuenta que todos necesitamos que nos nos digan que por mal que vayan las cosas vamos a salir de esta.

   De manera que miércoles tras miércoles el debate entre el presidente y el líder de la oposición es el mismo, ambos se repiten y terminan dejando sin efectividad lo que dicen.
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