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El pago en especie

lunes 13 de julio de 2009, 09:15h
Hubo en España una vieja tradición de compensar, agradecer, pagar, en definitiva, algún favor prestado. Se llamaba pago en especie, una forma más o menos discreta de corresponder al otro, lejos de la tradicional costumbre de entregar un sobre con dinero a escondidas, bajo cuerda o disimulado sobre el bolsillo ajeno. El pago en especie parecía menos burdo que el dinero contante y sonante, siempre y cuando la especie no fuera aparatosa.

Pero un día cambiaron las cosas en España. Cambiaron también las administraciones y la democracia trajo nuevos usos para los inmersos en tareas de convoluto, extorsión y comisionistas. Aparecieron los cobradores de favores, prebendas y comisiones, y con ellos los pagadores de favores, prebendas y servicios. Ya estaba fuera de uso el pago en especie; ya no se compensaba con un jamón, un pavo o una caja de botellas de champán el favor recibido, esa forma había quedado para casos muy concretos y provincianos. El nuevo pago en especie era en billetes, en dinero contante y sonante, más negro que las antenas de un grillo. Y no se presentaba envuelto en papel de celofán con lazo y tarjetita, sino en maletín de piel o bolsa de viaje.

Pero hete ahí que los viejos modos nunca mueren; puede que se aletarguen, pero una día se despiertan y empiezan a estar vigentes otra vez, y de esta guisa estamos asistiendo a la nueva eclosión del pago, o presunto pago, en especie, a veces tan miserable y ridículo que deja en evidencia a sus protagonistas. Ahora se indaga sobre si un presidente de gobierno autonómico, el de Valencia, ha podido recibir un pago en especie a su medida, es decir, en forma de trajes regalados, un pago que viste mucho, pero que de ser cierto, es una forma ridícula, casi imbécil, de dejarse pagar. Y a raíz de esta casi ordinariez, se interpreta como pago en especie las anchoas que el presidente de Cantabria trae al presidente del Gobierno en España cuando viene a visitarle; pago en concepto ¿de qué?. ¿Anchoas por una audiencia, por una foto, por un guiño a la bella Cantabria?

La especie está de moda, tanto que el PSOE madrileño acusa al ex alcalde de Valdemoro y actual consejero del gobierno regional, Francisco Granados, de haber pagado en especie a sus votantes, simpatizantes, o simplemente interesados, con botellines de aceite que presuntamente fueron pagados por un tercero interesado en operaciones urbanísticas de primera.

Ya lo ve, señor alcalde. Vuelve el pago, o la sospecha del pago en especie. Parece que el dinerito contante y sonante tiene dificultades para navegar por los circuitos financieros y es susceptible de ser cazado por la justicia.
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