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Atravesando la tormenta*

Atravesando la tormenta*

lunes 13 de julio de 2009, 10:07h
Son muchos los amigos y compañeros de UPyD que se han dirigido a mí durante estos días. Les perturba que catorce expedientados y una persona muy relevante que ha decidido irse del partido --de cuyo núcleo duro formó parte y en el que trabajó mucho y bien--, hayan conseguido más repercusión mediática que la lograda por todo el partido merced al trabajo de estos dos años y al apoyo de los cientos de miles de ciudadanos que de forma creciente han venido depositando en nosotros su confianza. Entre quienes me escriben hay muchos que lo hacen preocupados por mi estado de ánimo; a todos ellos quiero tranquilizarles: estoy bien. Sé que estamos haciendo lo que hay que hacer y que, globalmente, lo estamos haciendo como hay que hacerlo.

Hay muchos que me/nos animan a seguir, a no dejar que desde fuera nos quiebren el ánimo, a que sigamos trabajando en y por las cosas que verdaderamente interesan y preocupan a los ciudadanos; se dirigen a mí muchos amigos y compañeros que nos instan a que dediquemos todo nuestro tiempo y nuestro esfuerzo a defender aquello por y para lo que hemos nacido. A todos ellos les digo también que estén tranquilos, que seguiremos trabajando lo mejor que sabemos y con todas nuestras fuerzas. Que sabemos que un partido político –al menos este—no es un fin en sí mismo sino un instrumento al servicio de los ciudadanos.  A todos les quiero decir desde este blog personal que sabemos que no hemos nacido para hablar de “lo nuestro”, sino para procurar ayudar a resolver los problemas de todos. Que para eso, para resolver los problemas de los ciudadanos, estamos trabajando por dotarnos de un instrumento fuerte y coherente, político, con normas y reglas claras y transparentes, que se adoptan en los órganos competentes y se aplican por los órganos competentes a todos y por igual.

También hay quienes me insisten en que salga a la palestra y conteste a todas cada una de las descalificaciones. Sí, digo descalificaciones, no argumentos. Porque es una descalificación acusar al partido de ser una organización en la que no existe democracia; es una descalificación inaceptable, porque no lo es contra la dirección sino contra los miles de militantes que trabajan cada día desde Murcia hasta Asturias defendiendo la posición del partido y dando voz y oportunidades a los ciudadanos. Es una descalificación intolerable llenar la red de insultos y difamaciones personales contra compañeros que trabajan cada día defendiendo las políticas y las normas que nos hemos dado entre todos. A todos les digo que piensen si no existe una gran contradicción al acusarnos de ser un partido personalista y exigirnos, a la vez, que sea yo misma quien conteste y dirima todas las diferencias que pudiera haber. Resulta curioso que nos aconsejen que salgan otras voces para “consolidar” nuestra organización quienes nunca nos prestan la menor atención en ninguno de nuestros actos públicos, salvo que sea yo misma quien intervenga.

Voy a daros un ejemplo: no solemos convocar rueda de prensa durante los Consejos Políticos;  lo hicimos cuando aprobamos la lista de las europeas. Asistieron a la convocatoria un periódico, una radio y una agencia. Y al día siguiente nos dieron una columnita en la que para nada se recogía el perfil de ninguno de quienes integraban y enriquecían la candidatura. Pues para el Consejo que ha de celebrarse hoy varios  medios han llamado para preguntar si va a haber rueda de prensa.  Les daremos las ponencias que habremos aprobado para su remisión a los militantes, que son quienes van a poder –todos y cada uno de ellos—enmendarlas.  Les explicaremos la reflexión que hemos hecho sobre las elecciones europeas, cuyos resultados analizaremos. ¿Creéis que algo de eso les interesará a los medios que asistan? No; sólo les interesará “lo otro”, lo morboso, lo que les puede dar un titular que acredite que nos estamos muriendo. Nada de lo que no atestigüe “crisis” merecerá su atención. Será una vez más, como decía Carlos Martínez Gorriarán en su blog, expresión de la credibilidad maliciosa que tanto abunda en nuestro país: lo que  es negativo se eleva inmediatamente a categoría de verdad absoluta; las cosas positivas hay que demostrarlas ante notario.

Como somos parte de esta sociedad no podemos librarnos de los signos que la caracterizan. Tampoco de la credibilidad maliciosa. Observo con pena como algunos compañeros y compañeras queridas exigen explicaciones sobre  lo  que está pasando tan exactas y coherentes como las que damos sobre las políticas que defendemos, ya sea el FROB o la Financiación de RTVE.  Hemos dado explicaciones: yo en mi blog el primer día, ayer en Aranjuez; hace dos días en un chat… Carlos Martínez Gorriarán, responsable de Comunicación del partido,  todos los días. Pero se ve que nuestras explicaciones convencen menos que las  acusaciones de otros. Que nadie nos pida que entremos en el juego de descalificar, en la dinámica del:”tú más”. Porque no lo vamos a hacer. Ni tampoco entraremos  en el juego de las versiones.  Hay catorce compañeros a quienes en aplicación de las normas y por acuerdo unánime del Consejo de Dirección se les ha abierto un expediente y se les ha suspendido cautelarmente de militancia. Todos ellos tendrán la posibilidad de explicarse y defenderse ante la Comisión de Garantías, que será quien eleve su conclusión definitiva al Consejo de Dirección. No creo que sea necesario explicar que no cabe hablar públicamente del contenido de los expedientes.

También existe perturbación  por el abandono del partido  de uno de nuestros militantes más conocidos y reconocidos, como dije inicialmente. Respecto de esta  cuestión ya he dicho todo lo que voy a decir; de otra parte resultaría  realmente impropio debatir con o sobre alguien que ya no está en el partido.

Si  algún militante cree que hay razones para pedir a los órganos de dirección que intervengan reglamentariamente contra alguien, que lo haga. Es su derecho –y yo diría que su deber-- hacerlo. Pero que lo denuncie formalmente  ante la dirección. Yo no decido los expedientes, ni el inicio ni el cierre de los mismos. Ni lo que se escribe en mi blog es enviado a ningún órgano del partido para que éste actúe.

Tampoco las cartas que se me envían (en uno y/o en otro sentido, que de todo hay) acusando a unos y otros y pidiéndome que actúe personalmente y deponga a unos para poner a otros pueden dar lugar a cambio alguno en las estructuras del partido. Yo no quito ni pongo a nadie; y parece bastante incoherente pedirme que lo haga mientras se le acusa al partido de exceso de personalismo. Esas son las reglas del juego. Y son las mismas para todos, sin ningún tipo de excepción. Se acuerdan entre todos y se aplican a todos por igual. La democracia no es que cada cual haga lo que le de la gana; o que le pidamos alguien que decida por nosotros al margen de los órganos competentes. Si hiciéramos eso estaríamos en el principio del fin de nuestra organización. Mientras de mí dependa eso no se hará. Yo no lo haré nunca.

Es curiosa esta sociedad nuestra. Se nos acusa a los partidos políticos de no actuar, de no aplicar las reglas a tiempo, de que no dimite nunca nadie… Y cuando alguien lo hace (lo primero y lo segundo) es señalado inmediatamente con el dedo acusatorio. Lo que estamos haciendo, lo que nos está pasando, demuestra hasta qué punto UPyD es un partido raro: defendemos que haya leyes transparentes, iguales para todos, que se apliquen a todos por igual;  y a todo el mundo le parece muy bien; pero cuando lo ponemos en práctica… nos montan el belén.  Qué le vamos a hacer. Ya sabíamos que nuestro recorrido iba a estar lleno de dificultades; que molestamos a mucha gente del establishment; que nadie nos a va a regalar nada. Que muchos van a querer aprovechar los problemas de crecimiento normales en cualquier organización como la nuestra para tratar de borrarnos del mapa.   Por eso no debemos olvidar que nuestra fuerza está en la fuerza de nuestras ideas en la necesidad  social de nuestra existencia.  Pusimos en marcha este partido porque llegamos a la convicción de que para defender la igualdad y la libertad de todos los españoles era preciso romper tabúes, cambiar algunas leyes, cambiar las políticas y cambiar la forma de hacer política. Y eso es lo que estamos haciendo.

Mal que les pese a algunos, este partido no se va a romper. La aplicación de las normas democráticas nos va a fortalecer, haciéndonos más útiles para servir a los ciudadanos. Hay miles de militantes y simpatizantes que esperan de nosotros capacidad de actuación, respeto a las normas y capacidad de resistencia. Hay millones de ciudadanos que quieren que UPyD sea un partido fuerte, capaz de enfrentarse a los adversarios, capaz de sostener sin complejos y sin prejuicios sus propuestas políticas. Os aseguro que haremos todo lo que esté en nuestra mano para que así sea.

A aquellos amigos y compañeros que puedan temer por nuestro futuro quiero hacerles una reflexión y un recordatorio.  Quienes impulsamos la formación de este partido estamos acostumbrados a defender causas colectivas asumiendo riesgos personales; y nunca hemos dejado de hacerlo por más difícil que se presentara lograr el objetivo o por más dificultades que encontráramos en el camino. Siempre hemos actuado a pecho descubierto; y siempre ha merecido la pena.  La causa de ahora es fortalecer un partido, Unión Progreso y Democracia,  que se ha convertido en la esperanza de millones de ciudadanos;  y que es una necesidad para  la democracia española. Por eso os aseguro que vamos a seguir hacia adelante, navegando hacia Ítaca. Os aseguro que lo haremos atravesando las tormentas; y ajustando el rumbo  cuando eso sea  necesario para llegar a Ítaca. Os prometo que lo haremos disfrutando de  cada una de las Ítacas de nuestro viaje; incluso de  aquellas que aparezcan en el horizonte  cargadas de nubes negras; porque todas ellas nos harán más fuertes; porque todas ellas nos permitirán llegar a nuestro destino. Porque tenemos un compromiso con los ciudadanos que nos ayudaron a colar la piragua ente los portaaviones. Y porque el viaje en sí mismo merece la pena.

Pues en eso estamos: atravesando la tormenta. O capeando el temporal, que viene a ser lo mismo aunque suene menos heroico. Pero ambas expresiones encierran una misma determinación: que se hará lo necesario para que la nave llegue sana y salva a su destino. Os aseguro que lo haremos; y os prometo que llegaremos  a buen puerto. "Llenos de ventura, plenos de conocimiento".


*Reproducción del artículo publicado por Rosa Díez este domingo en su blog
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