Las operaciones aéreas de la capital del país se congelaron entre las 7 y las 9 de la mañana, para no interferir con el vuelo de los globos y para que los citadinos pudiesen disfrutar del bello espectáculo. Para mirar cómo avanzaban lentamente por los cielos, los habitantes detuvieron sus carros en las vías, en las bahías, se pararon en las ciclovías y trancaron el tránsito, en una auténtica parálisis para observar por primera vez en la historia de la ciudad el firmamento coloreado de globos.
En ese sobrevuelo, algunas de las aeronaves con sus pilotos, copilotos y uno o dos pasajeros descendieron en Mosquera, Villeta y en el área urbana de Bogotá. Incluso, contrario a lo pensado por las autoridades y organizadores, uno de los globos terminó en el suroriente, en Ciudad Bolívar, mientras que las demás aeronaves tomaron el rumbo hacia el suroccidente.
De acuerdo con el alcalde mayor, Samuel Moreno, y el secretario General de la Alcaldía, Yuri Chillán, el imponente espectáculo de los globos en masa ascendiendo a los cielos, se ha comenzado a considerar como el tercer festival de globos aerostáticos más grande que se haya realizado en Latinoamérica.