La Fuga culminó su gira 'Asuntos Pendientes' con un multitudinario concierto en Santander

Fue una noche mágica para cualquier seguidor de este grupo. La Fuga, que practica un Rock urbano de melodías sencillas pero pegadizas, mantuvo la expectación hasta el último minuto, saliendo incluso algo tarde a tocar. Pero cuando aparecieron, se hizo la luz y el recinto casi reventó.

    Muchos dirán que sus temas se parecen demasiado entre sí, y no lo niego: han encontrado una buena fórmula y la explotan todo lo que pueden. Pero en directo ganan enteros, y es que si algo tienen estos cuatro chicos es que defienden lo suyo sobre las tablas como nadie.

Rulo, vocalista y guitarra, mantuvo en todo momento una gran complicidad con el público. Se les veía contentos, diría yo, o eufóricos más bien. Habló con nosotros, nos contó lo bien que lo estaban pasando, lo especial que es tocar en Santander y ver tantas caras conocidas… pero sobre todo cantó, tocó el bajo  y él y sus compañeros Edu, Nando y Fito, se volvieron literalmente locos durante las dos horas y pico que duró el concierto. Y es que la banda tiene actitud en el escenario, son puro Rock, son un movimiento de melenas constante, un ir y venir de carreras, de contorsiones con la guitarra, el bajo, o lo que se tenga a mano, son abrazos, risas, estribillos que ponen a miles de personas a saltar y a cantar… En definitiva, se dejaron la piel sobre el escenario, volviendo a ofrecer una actuación sobresaliente. Ellos cada día son más conocidos y el nivel de exigencia, por tanto, sube, pero cumplieron con creces.

Un poco de todo

El repertorio fue muy variado. Vinieron con la maleta llena de temas nuevos, pero no descuidaron los himnos que les han dado la fama desde que publicaron aquel ‘Mira’ hace ya más de diez años, y así nos fueron dando uno de aquí y uno de allí, todos muy mezclados. De lo más reciente, tocaron “Los Molinos”, “No sólo respirar”, la que ya es una imprescindible “Jaleo” o la dedicada a la ciudad de Buenos Aires, “Capital federal”. También se metieron al público en el bolsillo con "Pa’ volar”, la versión de Los Calis de “Heroína”, “Amor de contenedor” o “La balada del despertador”.

    Tampoco faltaron las más emotivas, las que pusieron el Palacio patas arriba: “Por verte sonreir”, que fue coreada por absolutamente todo el mundo, esa “Primavera del 87” dedicada sus paisanos de Reinosa o “P’aquí, p’allá”, el tema que hizo perder el juicio a quien aún no lo había perdido y que constituyó un final sobresaliente para este concierto, -con confeti y serpentinas incluidas-, que supone un “hasta luego” por parte del grupo, ya que se prepara para viajar a Latinoamérica en breve pero que volverá a casa, seguramente con nuevo disco, nueva gira y mucha fuerza.