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Visita 'patriótica' a Gibraltar

Visita 'patriótica' a Gibraltar

lunes 20 de julio de 2009, 18:20h
Recae el gobierno en la torpeza de los encuentros tripartitos sobre Gibraltar rompiendo el principio, mantenido siempre por todos los regimenes y situaciones políticas de nuestra historia, del diálogo bilateral basado en el Tratado de Utrech. Es caer en una trampa para dilatar la anómala persistencia de una base militar exclusiva y excluyente interfiriendo la política internacional española. La única diferencia entre el pasado y el presente es que, anteriormente, la base era una imposición abusiva de una potencia militarmente distante y , ahora, lo es de una potencia aliada en el seno de la OTAN y asociada en la Unión Europea. Ello fragmenta un sistema de defensa compartido excepto en este punto estratégico del sur de Europa.

Lógicamente este sería un tema a resolver en el ámbito de la cooperación militar multilateral o, si existen razones especiales, en el bilateral entre España y Gran Bretaña. Hay cercanos ejemplos, como Rota, donde las facilidades de utilización conjunta permiten una operatividad mejor sin las limitaciones logísticas que, por benévola que sea la actitud española, no admiten físicamente el desarrollo de su hipotética capacidad mas allá de las actividades de inteligencia, la escala de algún tipo de buques y una pista de aterrizaje en territorio ilegal de uso mixto cívico-militar poco seguro.

Se complica innecesariamente un problema soluble dando protagonismo al representante de los veinticinco mil residentes que viven entorno a la base en las reducidas áreas no sometidas a servidumbre militar. El hecho de que estos respetables moradores tengan particulares pretensiones sobre su confort o su nacionalidad, no tiene por qué preocupar a los españoles más de lo que pueda preocupar a los franceses que sean españoles los habitantes de Llivia. Toda peculiaridad minoritaria puede ser soportable y sólo los propios interesados podrán valorar la conveniencia de mayor o menor apertura de su espacio doméstico. Pero la integridad del sistema defensivo de la OTAN y la armonía en el flanco sur de la Unión Europea no se profundizarán mezclando diplomáticos con dirigentes locales sino con el entendimiento entre Estados Mayores. Lo demás es dispersarse en discusiones bizantinas que nunca llegarán a otro resultado que esos juegos como de barcas en un estanque que le organiza el Sr. Caruana al ministro Moratinos en unas aguas que no son de su competencia desde ningún punto de  vista, sea este español o británico.
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