El caso de los espías en Madrid
La cabeza del consejero Granados, en el punto de mira
miércoles 29 de julio de 2009, 12:36h
“No pienso dimitir”, asi de contundente se muestra el Consejero de Interior de Esperanza Aguirre, Francisco Granados, de quien dependían los tres guardias civiles que trabajaron en su departamento como asesores, y que, supuestamente, fueron quienes espiaron a Manuel Cobo y Alfredo Prada. Pero lo cierto es que su cabeza está de nuevo en el punto de mira de la oposición madrileña, PSM e IU, que exigen su cese y la reapertura de la Comisión de Investigación en la Asamblea de Madrid. Si se confirman los hechos y Granados es el responsable de los espionajes, Aguirre tendrá que tomar medidas, como ya lo hizo con los alcaldes imputados en el caso Gürtel. La lideresa, según las impresiones recogidas por este diario, podría hacer una remodelación de gobierno en pleno verano para dar una salida ‘digna’ a Granados.
Esa opción, dicen en los mentideros políticos de la Asamblea de Madrid, es la mejor solución que podría encontrar Esperanza Aguirre al embrollo en el que se encuentra a raíz del caso de los espías, que vuelve a resurgir ahora de sus propias cenizas. Granados podría ser ‘recolocado’, por ejemplo, como consejero en Caja Madrid.
Sin embargo, el problema, argumentan nuestras fuentes, es que si la dirigente madrileña deja caer a Francisco Granados sufriría muchas presiones internas para que hiciera lo propio con Ignacio González, su brazo derecho y hombre de su absoluta confianza. Sobre González, que fue también objeto de seguimientos, pesan a su vez sospechas de irregularidades en el Canal de Isabel II. Y eso es algo a lo que no está dispuesta.
La presidenta de la CAM ya empleó esta fórmula de la remodelación el verano pasado para quitarse de en medio a uno de sus antiguos consejeros que en ese momento le resultaba ‘incómodo’, Alfredo Prada. Sin previo aviso y con nocturnidad – el anuncio fue hecho ya de madrugada- , Aguirre hizo a finales de junio del año pasado un drástico cambio de su gabinete que vistió como un ‘ejemplo de austeridad’, reduciendo de 15 a 12 las consejerías y destituyendo de paso a Manuel Lamela, entonces responsable de Sanidad, quien junto a Prada había sido incluido por Rajoy en los órganos de dirección del PP.
Granados niega la mayor
Entre tanto, el polémico Consejero de Interior, Francisco Granados, sigue negando la mayor y asegura que el jamás ordenó espiar a ningún compañero de gabinete ni de partido. Pero las investigaciones llevadas a cabo por la policía, según desvela el diario El País en su edición de este miércoles, llegan a la conclusión de que estos tres agentes del Gobierno de Aguirre, hicieron un exhaustivo seguimiento a Prada que quedó reflejado en los partes del supuesto espionaje.
Precisamente, el PP vetó las declaraciones de estos tres ex guardia civiles que trabajaron para Granados, José Oreja Sánchez, José Luis Caro Vinagre y Antonio Coronado Martínez, cuando tanto el PSM como IU pidieron que testificaran en la Comisión de Investigación que se abrió en la Asamblea de Madrid y la que se dio carpetazo en mesón de un mes sin que ni siguieran comparecieran los ‘espiados’, Cobo y Prada.
Ambos partidos denunciaron entonces que la Comisión se había cerrado “en falso” y no han dejado de pedir que se reabra la investigación, asunto que incluso recurrieron ante el Tribunal Constitucional. Después de las nuevas revelaciones han vuelto a la carga, aunque con pocas esperanzas, por no decir nulas, de que el PP les haga caso.
Tampoco en Génova parecen dispuestos a retomar la investigación interna que abrieron sobre el espionaje, como se comprometió la secretaria general del partido María Dolores de Cospedal, si se demostraba que había nuevos datos. Al ser preguntada si creía conveniente la dimisión de Granados, De Cospedal se refugió en que “hay abierto un procedimiento judicial y hasta que no acabe no nos pronunciaremos”. Sin embargo, lo mismo se le preguntó y contestó cuando se le preguntó sobre Barcenas y pocas horas después se hacía pública su dimisión- cese como tesorero del PP.