www.diariocritico.com
¿Qué hacer?

¿Qué hacer?

miércoles 19 de agosto de 2009, 17:08h

Las acciones heroicas no son las requeridas. Lo son las iniciativas al alcance de todos

Con mucha frecuencia, personas de buena voluntad preguntan sobre la clave de las soluciones a los graves problemas que confrontamos. Consciente de que no hay respuestas contundentes, pareciera conveniente formular algunas consideraciones que podrían ser consideradas pertinentes:

1. La fe y la confianza en Dios es una palanca que no falla y que mueve montañas, pero la tarea de recomponer nuestros entuertos es de cada uno de nosotros y de la sociedad en su conjunto,

2. Las soluciones no nos vendrán desde afuera, ni de un líder carismático que impondrá un nuevo orden de cosas. Las sociedades tienen que generar mecanismos de defensa comunitarios, producto de convicciones y no de conveniencias.

3. Vencer el egoísmo, pensar en el otro y sentir como propios los problemas ajenos es fundamental. Tener a salvo nuestros bienes y pretender garantizar nuestra seguridad con rejas, blindajes y alcabalas, es una mera ilusión, como lo es pretender colocarse al margen de lo que ocurre.

4. Las leyes no resuelven nuestros problemas sociales, ni constituyen la mayor amenaza para el sistema democrático. Con las leyes vigentes se puede sostener un régimen de libertades y se puede oprimir a una sociedad. Para nosotros, las leyes punitivas han sido siempre un símbolo que tranquiliza la conciencia de unos con el castigo de otros o que satisface las apetencias del poder neutralizando a los " enemigos". Eso sí, a pesar de que con leyes no se construye una sociedad democrática, con ella se destruyen fácilmente las instituciones que le sirven de sustento.

5. No es fundada la expectativa de que habrá justicia, si no la hemos cultivado como auténtico valor y exigencia ético-social. Nada más fácil que escapar a la redes de la "justicia" y que ésta se transforme simplemente en venganza, para satisfacer los intereses dominantes y aquietar la verdadera aspiración del pueblo que la reclama.

6. Hay que huir de toda forma de radicalismo o de fanatismo, fácil recurso con el cual se pretende tranquilizar la conciencia, excluir toda posibilidad de diálogo e impedir cualquier acción racional y efectiva de cambio.

7. Las acciones heroicas no son las requeridas. Lo son las iniciativas al alcance de todos, las muestras de solidaridad y la contribución eficaz a crear un clima de confianza y de cambio.

8. La queja permanente, estéril, debe ser sustituida por la tarea de convencimiento de los indiferentes o indecisos, conscientes de que más que discursos, se imponen ejemplos que arrastran.

9. Cada ciudadano debe estar consciente de sus derechos y estar dispuesto a reclamarlos con decisión y firmeza, así como debe cumplir religiosamente con sus deberes ciudadanos, sin pretender ampararse en cómodos leguleyismos o en posiciones éticas de circunstancias.

10. Los errores del pasado, fáciles de recordar, no deben comprometer la actuación del presente, ni son argumentos para justificar los males que ocurren. Una sociedad unida en sus fines y propósitos, movilizada en acciones cotidianas y dispuesta a sacrificar su preciada tranquilidad personal, puede ser la clave de un cambio futuro, en defensa de un sistema de libertades, que no puede ser rescatado con mecanismos que operen a distancia.

[email protected]

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios