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Killing me softly

Killing me softly

lunes 31 de agosto de 2009, 09:11h
Y entonces entrarás como un sonámbulo en la redacción y mientras vas contestando en plan ritual a las tradicionales, y, no siempre bien intencionadas, preguntas sobre como te lo has pasado, donde has estado, etc. En ese momento lo único que realmente te preocupa es conseguir abrocharte bien el primer botón de la chaqueta sin tener que meter tan exageradamente la barriga. Te sitúas ante la mesa que mantuvo inmaculada durante un mes la señora de la limpieza. Y será precisamente en el momento en el que no sin ímprobo esfuerzo logras liberar tu cuello del opresivo nudo de la corbata - ¡que me digan como la va voy a soportar todo el curso!- cuando llegue jefe Jáuregui, al que el bronceado estival le ha transformado la blanca cabellera en mucho más solemne:

-- Yo también lo he pasado muy bien, gracias; llama rápidamente a tus fuentes en Economía y a Montoro porque tenemos que ser los primeros en contar todos los impuestos que van a subir; atención a Soraya, que nos diga que van a  hacer con las escuchas telefónicas de la Cospedal; yo que tu me pegaría a Caamaño, es el único que sabe que va a pasar con el Estatut en el Constitucional; tendríamos que colgar ya en la home la fecha que  exigen Cándido y Toxo para la entrada en vigor de los 420 euros para los parados y, por cierto, espero que hayas cargado bien las pilas porque no nos podemos pillar ninguno la gripe A, que bien se nos ha amontonado el curre hasta que acabe el año.

Cuando por fin hace el punto y aparte, se da la vuelta  y se dirige a su despacho es cuando te entran unas ganas locas de volver a casa corriendo, lavar urgentemente la ropa aún amontonada en la lavadora desde las vacaciones y rehacer a toda prisa la maleta para salir pitando. Y es que no son formas. Y además cualquiera le cuenta a éste que casi no sabes de que te está hablando y por eso hay que teclear disimuladamente en el ordenador la-moncloa.es para ponerse al día. Y claro, la reentré a lo ZP  te pone mucho mejor cuerpo, donde va parar, no hay comparación, este hombre tiene más delicadeza y te ayuda a ir engullendo el desastre que te espera.

-- Tranquilos, hemos tenido un crecimiento negativo en el segundo trimestre pero el primero fue peor. (Punto. Porque el si que hace puntos. Aunque esta vez, en el video que tienen colgado en la web de la rueda de prensa del viernes, su sonrisa es más leve, pero se esfuerza para poner más cara de buen chico.) Lo peor ha pasado pero los próximos meses serán muy difíciles. (Punto. Expresión de convencimiento absoluto. Gesto contenido. Solo le falta decir eso de créanme. Pero se limita a intentar que sus ojos parezcan más azules) Soy partidario de la moderación fiscal. (Lo repite hasta tres veces para que los plumillas lo copien bien. Y lo encuentras, detrás del atril como más incrustado en la serigrafía enorme del escudo de España que le sirve de fondo, mientras las banderas de España y de Europa le protegen por su derecha) Tranquilos, habrá algún a-jus-te-cam-bio-re-vi-sión, alguna al alza, alguna a la baja, de los impuestos  pero li-mi-ta-dos y con carácter tem-po-ral. (Punto. Espacia las sílabas para que lo del alza, o sea, subida, suene más suave. Y es casi como si hubiera querido decir lo de George Bush padre, read my lips: no new taxes –lean mis labios: no más impuestos- pero como que no sale). Recuerden que yo he bajado los impuestos… (y viene entonces la lista) y que estamos a siete puntos de la presión fiscal en la zona euro (afirmación que concluye separando abruptamente la dos manos que sobrevuelan el atril como dos planos de un avión para dar aún más energía a la afirmación que acaba en una enigmática sonrisa).

 El cuerpo te pide entonces salir de la web moclovita  y salir a la carrera para coger el primer avión que cubra la ruta  “!sálvese quien pueda!” Miras el reloj y compruebas con terror que has consumido solo la primera hora de los doce meses que aún te quedan por trabajar y por pagar impuestos. Cuando aún te rayas la cabeza porque en solo 24 horas te haya cambiado tanto la vida, te devuelven a la cruda realidad los teléfonos que no paran de sonar incontrolados. Y es como el ruidito que anuncia de la llegada de los sms a tu móvil se convirtiera en la verdadera canción del verano y no esas melodías tan machaconas que escuchabas en el chiringuito, hace solo 48 horas. Habrá que irse acostumbrando y volver a convivir con los subidones que te provoca el jefe,  la inmisericorde actualidad y el optimismo voluntarista, antropológico y casi kamikaze del presidente del Gobierno. Porque no se sabe cual de todos acabará contigo. Aunque si quieres elegir no te olvides que Zapatero es admirador de Roberta Flack y de Pitingo y es experto: te mata suavemente con su canción.
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